El oso y el lobo de la montaña asturiana… La ansiada meta a Castro
Son las cinco y media de la mañana, la tarde noche de ayer fue movidita, en la habitación que me adjudicó la señora del albergue, como tenía dos camas, hacia las siete de la tarde llegó Mario, un peregrino de Denia (Alicante), aficionado a las carreras de alta montaña, con el que ya caminaré hasta llegar a Santiago.