¡Sencillamente encantadoras!
Paquita García-Casarrubios (noviembre 2021).- Nos instalamos mentalmente en el siglo XVIII y podemos leer en algunos artículos, que lo más valorado en las mujeres de esa época eran sus “talentos”. Una mujer de buena posición que quisiera realizar un honroso matrimonio, no podía descuidarlos. Por ejemplo: Perfeccionar su finura en los bordados, aprender música, canto, pintura, no olvidar la lectura diaria de la Biblia; y muy importante, vestirse con decoro, y saber comportarse en sociedad.
Los progenitores de esas damas no esperaban otra cosa de sus hijas, que verlas bien casadas y siendo madres de una abundante prole.
En la cúspide de todo el entramado estaba la burguesía de la sociedad Británica. Y una de sus novelistas Universales, cuyas obras más notables han sido llevadas al cine y traducidas a varios idiomas: Jane Austen.
Al leerla detenidamente, descubrimos en la raíz de sus diálogos, en el fondo de sus argumentos y en la superficialidad de su sociedad, a una escritora que retrata su época con una gran sátira e ironía.
Jane Austen era hija del reverendo George Austen y nació en la rectoría de Hamspire, el 16 de diciembre de 1.775 fue la séptima de ocho hermanos y solo tuvo una hermana, Casandra; ambas compartieron el estado de soltería.
La rectoría fue su hogar durante los primeros veinticinco años de vida.
Su familia pertenecía a la Burguesía agraria, en ese entorno coloca a sus personajes, al borde de matrimonios inciertos. Sin embargo, la candidez de las obras es solo aparente. Y sus románticas heroínas, nunca se interesan por mostrar esos “talentos” tan sobrevalorados.
En “Orgullo y prejuicio” una forma de ridiculizar a Mr. Collins es hacer leer a sus primas sermones de un manual destinado a formar moralmente a las jóvenes, algo que Jane Austen consideraba impropio para la educación de ellas. La “Abadía de Northanger” es una parodia de las novelas góticas. Catherine es un personaje aquejado de cierto tipo de quijotismo. Y con el tiempo descubre que la vida no se parece nada a las novelas.
Austen contó con la admiración de Thomas Babington Macaulay, (Poeta, historiador y político), quien pensaba que en el mundo no existían composiciones más próximas a la perfección. Edward FitzGerald y otros académicos del siglo XX la situaron entre las escritoras más genuinas en lengua inglesa. Tanto Lionel Trilling como Edward Said, (críticos literarios) escribieron ensayos sobre sus obras sobre todo haciendo referencia a Mansfield Park. Trilling afirmó:
“Fue Jane Austen quién representó la personalidad moderna y la cultura en la que ésta se produce. Nunca antes se había mostrado la vida moral como ella lo hace ver, y nunca antes se había creído que fuera tan compleja”.
Como todos los buenos escritores, también tuvo sus detractores. Como el poeta romántico, Lord Byron, o la célebre escritora, Charlotte Bronté, quiénes le dedicaron palabras más críticas.
En 1.801 El reverendo se retiró y junto a su mujer y sus dos hijas se fueron a vivir a Bath; mientras vivieron allí solían ir de veraneo a la playa, a Lyme Regis, ésto le ofreció a Jane el marco para su novela, Persuasión.
En 1.805 el padre falleció y al año siguiente la madre y las hijas se trasladaron a Southampton. En 1.809 fueron a vivir a un cotagge, (casita de campo) en uno de los terrenos de su hermano Edward en Hampshire. Allí Jane tenía tiempo para escribir, entre 1.810 y 1.816 revisó sus novelas y escribió otras.
Jane enfermó de la enfermedad de Addison y su familia la llevó a Winchester para obtener tratamiento médico. Sin embargo el médico no pudo hacer nada por ella y falleció el 18 de julio de 1.817. Fue enterrada en la nave norte de la catedral de Winchester.
En 1.967 se añadió una placa conmemorativa en la Poet·s Corner de la abadía de Wensminster. Colegiata gótica del tamaño de una Catedral, donde se acogen las tumbas de monarcas y personajes ilustres.
Jane Austen, dejó un legado en forma de novelas románticas, llenas de frescura en la narrativa, envueltas en un halo de belleza e ironía y que son, a día de hoy:
¡Sencillamente encantadoras!