Eva y el impresionismo

Paquita García-Casarrubios (7 de junio del 2022).- Si miramos en internet páginas de historia sobre mujeres que han sido relevantes en su época, ya sea en cualquiera de las artes como pintura, escultura, literatura, ciencias, etc. Nos asombramos de ver cómo en el transcurso de los años, sus nombres se han ido diluyendo en el olvido, y son contadas excepciones las que siguen siendo protagonistas reconocidas de sus obras.

Una de tantas mujeres que gracias a las nuevas tecnologías han sido rescatadas del olvido, es esta:

Eva Carola Jeanne Enmanuela Antoinette Gonzalés, nació en París en 1.849 Era hija de Enmanuel Gonzalés, un reconocido novelista, y de Marie Céline Ragut una prestigiosa músico. Eva recibió una cuidadosa educación y creció rodeada de intelectuales y artistas.

Sus primeras incursiones en el mundo de la pintura fueron a los dieciséis años. A los veinte pasó a ser alumna del pintor impresionista Édouard Manet, comenzando así a posar en su taller como modelo, surgiendo una tensa relación con otra alumna y modelo que se vio desplazada. Con Manet tuvo una intensa relación hasta la muerte de él.

Los críticos hablaban de Gonzalés como una mujer que se dejaba manejar fácilmente por su instructor, por esta razón le aconsejaban que se interpusiera a seguir sus pasos, pero ella se negaba, alegando que no solo consideraba a Manet como su profesor, sino también como su amigo y consejero.

Eva mostraba talento, pero le faltaba confianza en sí misma. Manet la apoyó en su despegue artístico, que se inició durante la Segunda Exposición impresionista. Eva siguió centrada en su pintura, perfilando un estilo propio así el de Manet, poco a poco fue desapareciendo.

Roger-Marx escribía:

Aunque los críticos eran más benevolentes hacia Gonzalés que hacia su maestro, los comentarios que con frecuencia recibía ella, le recordaba lo comprometido que era trabajar con tan provocador artista.

La obra de Eva es, entre las creaciones impresionistas, la más académica. En ella destaca la maestría del dibujo y el gusto por los temas sencillos y cotidianos.

Eva Gonzalés pintada por Manet en 1.870

Manet retrata a Eva Gonzalés influyendo entre los espectadores sobre su realidad. En el retrato se refleja a una señora de la alta burguesía por su traje y por el desinterés en lo que está creando, cuando realmente el retrato muestra una visión contraria a la realidad, pero que se tardó en descubrir, debido a que a Eva siempre se le consideró como la musa de Manet y no como a una artista cualificada.

En 1.871 comienza la segunda etapa de su carrera artística, influenciada por Edgard Degas. En su primera obra “Despertar” ya se caracterizan sus pinceladas y estilo de este pintor.

El espíritu intimista de este soberbio dibujo, nos muestra a una joven vestida con camisón blanco en su cama, donde recibe los primeros rayos del sol; las tonalidades de sábanas y almohadones, se convierten en protagonistas, así como las sombras coloreadas típicas del impresionismo. Las pinceladas son esbozadas con rápidos toques. La mesilla de noche, con decoración de taracea perfectamente detallada en la que destacan un libro y unas lilas, dan un realce magistral al lienzo.

El 23 de febrero de 1879 se casa con un hermano del grabador, Henri Guérad. Continúa con su carrera artística haciendo de sus amigos y familiares los protagonistas de sus lienzos.

La pareja tuvo una hija, Julie, pero Eva falleció a causa de una embolia originada en el parto. El 5 de mayo de 1883 con 34 años de edad. Tan solo cinco días después de la muerte de su maestro Manet.

Está enterrada en el cementerio de Montmartre en París.

El despertar en la mañana

Tres años después de su muerte, sus compañeros le dedicaron una exposición póstuma en la sala, “La vie moderne”. Y el salón de otoño donde se reconocía y aplaudía su aportación al impresionismo.