El arte en sus manos

Paquita García-Casarrubios (29 de marzo del 2022).- Ya que nos encontramos en plena cuaresma y próximos a esta Semana Santa, que esperamos con anhelo para volver a disfrutarla en nuestras calles, os invito a acercarnos al perfil de una mujer que fue pionera en el arte escultórico de figuras para procesionar.

Luisa Ignacia Roldán Villavicencio (1652 - 1706), hija del renombrado escultor Pedro Roldán. Aprendió el oficio en el taller de su padre en Sevilla, destacando entre sus hermanos, por su sensibilidad, humanismo, expresividad y movimiento; arte encuadrado dentro del Barroco. Toda su producción está asociada a temas religiosos.

Como mujer independiente, tenaz, y adelantada a su época, se casó, sin el consentimiento de su padre, con el hombre que amaba, Luis Antonio Navarro de los Arcos. Tuvieron siete hijos, de los cuales cuatro murieron en la infancia.

Realizó esculturas de tamaño natural en madera o policromía, algunas llamadas de “candelero”. Ejecutó numerosos belenes en terracota de estilo italiano. Muchos de ellos en un bloque de la Natividad como grupo escultórico único.

Una obra atribuida a La Roldana, como la llamaban, fue la imagen de la Virgen de la Macarena.

Las esculturas de Luisa cautivaron al último rey de los Austrias y al primer Borbón. De hecho, Luisa Roldán fue la primera mujer que consiguió ser escultora de cámara de la corte real. El sueño de Luisa era trabajar en la corte, pero nunca se imaginó lo que le esperaba allí.

En una carta a la reina Mariana de Neoburgo, en el año 1.697 le recordaba que llevaba seis años a su servicio y pedía que le dieran vestuario o una ayuda de costa para vestir a sus hijos. En otra carta del mismo año decía:

Por estar pobre y tener dos hijos, lo paso con grandes estrecheces, pues muchos días falta para lo preciso, para el sustento de cada día.

También su marido escribía al rey y le solicitaba el puesto de “ayuda de la furriela” para poder paliar en algún modo la miseria en que se encontraba la familia. Al cabo de algún tiempo recibió la contestación: "No hay ninguna plaza vacante".

                                                          Luisa Roldán                                                                                                                    

Luisa amaba su trabajo y a pesar de las penurias económicas, ponía toda su pasión, su esmero y sus conocimientos en alumbrar obras dignas de admiración. Como la que realizó por encargo del rey Felipe V, el San Miguel de El Escorial, una preciosa talla en madera que representa la victoria del arcángel sobre el diablo.

Otra magnífica obra fue Los desposorios místicos de santa Catalina, que hoy se encuentra en la Hispanic society of America en Nueva York, donde también se conserva la Muerte de la Magdalena.

En la Catedral de Santiago de Compostela se encuentra un relieve de La Virgen de la leche. Posible regalo del rey a su prometida Mariana cuando llegó a España y desembarcó en Galicia.

De sus manos salían obras cargadas de dramatismo y movimiento y otras llenas de quietud, intimismo y serenidad. Esto se explica teniendo en cuenta el estado de ánimo de la escultura, lleno de altibajos. Lo que podía ser debido a que padeciese una ciclotimia, aunque leve. Quizá causado por los acontecimientos tan duros de penurias por los que tuvo que pasar, sobre todo en los años de su estancia en la corte.

Durante años sus obras fueron atribuidas a los hombres de su entorno, su padre, marido, escultores coetáneos. Estudios recientes y una revisión historiográfica han permitido reconocer sus trabajos y sus aportaciones al Barroco.

Nacimiento: 8 de septiembre de 1652, Sevilla

Fallecimiento: 10 de enero de 1706, Madrid

Ntra. Sra. de la Soledad, Puerto Real (Cádiz), obra de Luisa Roldana, tallada en 1688.

Fuentes: Historia/nationalgeographic y wikipedia