Setenta y seis cartas (segunda parte)
Ramón José Sender Garcés. Nació el 3 de febrero de 1.901 en Chalamera (Huesca) Era hijo de terratenientes, la madre maestra, el padre secretario de ayuntamiento.
Desde una temprana edad destacó por su temperamento díscolo dando lugar a muchos enfrentamientos con su padre.
Sus ideas anarquistas y republicanas lo llevaron a la ruptura paterna. En 1.922 tuvo que ingresar en el ejército para hacer el servicio militar y destinado a Marruecos, participó en la guerra subiendo muy rápido de escalafón. En la Guerra Civil se incorporó como soldado en la columna republicana en la Sierra de Guadarrama. Su familia huyó a Zamora. Allí fue apresada su mujer y días después fusilada.
Ramón se exilió en Francia y un año después en Estados Unidos.
“Desde que salí de Francia en 1.939” ( escribe el 20 de Junio de 1.975) "he estado en el limbo, y estoy tan aburrido de la soledad y de las cosas a contrapelo y de las inepcias que me rodean, y de la falta de sabor de los amores que se usan (muy fáciles pero bastante insípidos), que estoy tentado de dejar el país y marchar a España, aunque sea cambiar el limbo por el infierno, al menos en el infierno se llora o se ríe, se arriesga algo y se puede vivir o morir como Dios manda".
En 1.939 en su exilio, llega a Nueva York. Funda una editorial, escribe libros, trabaja como profesor en varias universidades de otros estados. En 1.946 se nacionaliza estadounidense, un año después toma posesión de la cátedra de Literatura Española en la Universidad de Albuquerque, Nuevo Méjico, cargo que desempeña durante dieciséis años seguidos.
En 1.963 se fue de Albuquerque para trabajar en la Universidad de San Diego, California. Padeció la caza de brujas y se vio forzado a firmar un manifiesto anticomunista para no perder su empleo en la Universidad. En 1.968 hace su primera visita a España.
De su extensa obra cabe destacar: “Crónica del Alba”, con hechos autobiográficos, editada en México en 1.942. “Requiem por un campesino español”, novela inquietante y realista, es una de sus mejores novelas. Su primera publicación fue en México en 1.953 con el título de: “Mosén Millán”. En 1.969 le conceden el Premio Planeta por su libro: “En la vida de Ignacio Morell”.
Carmen Laforet con Ramón J. Sender (archivo ABC)
Las cartas que se escribieron Carmen Laforet y Ramón J. Sender ponen de manifiesto el abismo no sólo de la edad, sino de sus diferentes actitudes: un escritor exiliado con la obra hecha que ansía volver y ser publicado en España; una escritora que busca salir de la asfixia y huir del país. Las cartas de Laforet explican su laberinto como escritora y su paulatino abandono.
En una de las setenta y seis cartas, Carmen se lamenta de “lo gris del mundillo literario”. También pone énfasis en el abrumador dominio masculino en ése ámbito.
Sender, a su vez, se quejaba: "porque no me avengo a ser viejo". Y decía: “al único ser que aborrezco en España es a ese “cesar pequeñito”. La religiosidad fue otro de los temas de las cartas que se escribieron, pues ambos creían en Dios, aunque con distintos matices, y compartían su devoción hacia Santa Teresa de Jesús. El infatigable Sender era su antítesis, pero la animaba constantemente a que escribiera.
De forma velada, el 17 de septiembre de 1970, ella le habla a Sender de su crisis matrimonial: "Ahora tendré más libertad para moverme que durante los últimos veinticuatro años. Y también creo que más libertad de espíritu". Una vez separada Carmen Laforet en 1971 de su marido, Manuel Cerezales, Sender le hace notar que tiene en su agenda más de diez direcciones distintas de ella. Sus escaramuzas con la escritura la llevan errante de un país a otro.
Carmen Laforet sufrió una enfermedad degenerativa que la mantuvo sus últimos años aislada en su casa sin apenas hablar y sin reconocer a su familia. Murió el 28 de febrero del 2.004 en Madrid. Ramón J. Sender no pudo cumplir su deseo de morir en España. Falleció en San Diego, California, el 16 de enero de 1.982