Frida Khalo o el infortunio
De no conocer su biografía, nunca podríamos imaginarnos que detrás de esa mujer joven, atractiva, vestida con faldas largas bicolores, peinada con moño trenzado con lazos llamativos, maquillada en exceso, y con las cejas unidas, había una persona atormentada que soportaba dolores inimaginables.
Y para acentuar su tortura, transigía, solo por amor, con los devaneos de su marido; con sus numerosas infidelidades. A Diego Rivera le gustaban las mujeres, las mujeres guapas y jóvenes y como era un pintor de éxito se permitía el lujo de elegir y de cambiar con frecuencia de amante. En ese afán llegó a traspasar los límites, mantuvo relaciones íntimas con su cuñada, la hermana de Frida. Esto fue la dinamita que hizo estallar a Frida y decidió separarse.
Frida Kahlo nació en México (en Coyoacán el 6 de julio de 1907)
Murió en Coyoacán el 13 de julio de 1954
Fue una pintora famosa y un referente social y cultural en México y fuera de sus fronteras. Su obra temática gira en torno a su biografía y a su propio sufrimiento.
Su más famoso autorretrato se encuentra expuesto en el Centro Pompidou. Se convirtió en el primer cuadro de un artista mexicano adquirido por el Museo del Louvre.
Frida gozó de la admiración de destacados pintores e intelectuales de su época, como Pablo Picasso, André Bretón, Marcel Duchamp, Vasili Kandinski.
Le gustaba frecuentar ambientes políticos e intelectuales en su ciudad. Sus ansias de cultura se nutrían en aquellas fecundas reuniones.
Siendo muy joven sufrió un grave accidente de autobús con consecuencias terribles: Su columna vertebral quedó fracturada en tres partes, se rompió la clavícula, varias costillas y en tres partes el hueso pélvico, más once fracturas en una pierna y tuvo que ser intervenida en treinta y dos ocasiones. Por todo esto, arrastró secuelas de por vida.
Pasaba largos periodos en cama, lugar donde vieron la luz muchas de sus obras. Desde el lecho transfiguraba todo su dolor físico y toda su amargura por la infertilidad, y lo cubría con colores alegres y brillantes para darle a su rutinaria vida destellos de luminosidad.
Ella era su propia Musa. Decenas de autorretratos salían de sus pinceles. El amor que tenía a su marido la hizo, después del divorcio en 1939, volver a casarse con él. Sus relaciones fueron tormentosas, sus peleas cotidianas y aunque ella era bisexual, seguía junto a él.
Frida sufrió una gangrena en una pierna y tuvieron que amputársela por debajo de la rodilla. Esto la sumió en una profunda depresión e intentó suicidarse con opiáceos. Aunque no llegó a consumarlo.
Su último cuadro, que se exhibe en el Museo Frida Kahlo, es un óleo que muestra trozos de sandia en colores muy vivos, en uno de esos trozos y junto a su firma se puede leer: “Viva la vida. Coyoacan, 1954, México”.
Antes de morir dijo:
“Quemen mi cuerpo. He pasado demasiado tiempo acostada”.