Rey Sotolongo Abella, de Cuba a Criptana y de piloto de aviación a fotógrafo de historias

 “Me di cuenta que podía disfrutar con la fotografía igual que pilotando un avión“

Laura Figueiredo (2 de febrero 2021).- Tenía claro que quería dedicarse a algo con lo que disfrutara, que le motivara a seguir formándose, experimentar, crear y avanzar. Y lo tuvo aún más claro después de estar al borde de la muerte. Su vida es un continuo adaptarse a las circunstancias que van surgiendo, unas buenas y otras malas. Llega a Madrid con 15 años desde Cuba, conoce muy joven a quien primero fue su amiga, luego su novia y desde 2005 su mujer, la criptanense, María Isabel Ortega. Llegó primero hasta este rincón de “a la vuelta de la esquina” de la mano de su cámara fotográfica y de una foto que se hizo famosa gracias a Filomena y que ocupó portada y espacio en más de un medio de comunicación tanto nacional como internacional. Y es que nuestros molinos son siempre un icono y si le añadimos una gran nevada, el factor humano y profesional resulta una foto capaz de convertirse en símbolo de una España azotada por una nevada histórica. Ahora vuelve a nuestra página para hablarnos de él y la fotografía.

Hablamos de Rey (Reinaldo) Sotolongo Abella, un fotógrafo que lleva viviendo en Campo de Criptana desde el verano de 2019. Antes de coger la cámara de manera profesional trabajó como piloto de líneas comerciales y cuando todo estaba preparado para mudarse con su mujer y su hija, Elia, a Dubái como comandante de aviación surge la enfermedad que le retira de los mandos de la cabina para someterse a un duro tratamiento. Tras años y superado lo peor lo tiene claro, ya no podía seguir pilotando un avión pero hiciera lo que hiciera tenía que ser algo que le llenara y con lo que disfrutara y ese algo fue la fotografía. En ese continuo adaptarse a las circunstancias llega la pandemia sanitaria que a él y a su familia les lleva a un confinamiento duro y prolongado. Rey Sotolongo es altamente vulnerable. Entonces decide dar un enfoque especial a la pandemia y lo hace con su cámara y su hija. El resultado, por lo pronto, un conjunto de fotos que cuentan la historia de un confinamiento muy particular desde los ojos de una niña de 9 años. Un primer capítulo que el pasado fin de semana aparecía publicado por Europa Press y recogido en diversos medios de comunicación.

Rey Sotolongo, tiene origen gallego y madrileño en su sangre y ahora además de ser cubano es español y criptanense, un pueblo en el que se siente a gusto y acogido.

-¿Qué hace un cubano en Campo de Criptana?

Llegamos, mi mujer y yo, por toda una serie de factores. Vivíamos en Madrid y termina nuestro contrato de alquiler y teníamos que decidir qué hacer y ya tenía en la cabeza la idea de hacer una edición fotográfica del Quijote desde la visión de mi hija, algo que me parecía superinteresante, mirar la figura quijotesca desde los ojos de una niña. Y aquí nos vinimos a vivir en el verano de 2019 y llegó la pandemia y además en mayo mi suegro tuvo una caída que le ha creado problemas neurológicos lo que suma un motivo más para quedarnos. Aquí estamos y por el momento con fecha indefinida, y yo encantado de vivir en Criptana.

“Aquí estamos y por el momento con fecha indefinida, y yo encantado de vivir en Criptana”

-¿Cómo conociste a María Isabel?

Pues yo vine de Cuba a Madrid en el año 98 y en el 2000 conozco de casualidad, como ocurren estas cosas, a quien primero fue amiga, luego novia y desde 2005 mi mujer. Ella entonces ya había terminado su graduación en Biología con especialidad en Bioquímica y un máster en Dietética y Nutrición (luego se gradúa también en Psicología). Yo entonces estaba estudiando en Madrid, decido ser piloto de líneas aéreas y me voy a estudiar Alicante y ella se vino conmigo.

-Llegas a trabajar como piloto y terminas como profesional de la fotografía. ¿Cómo fue eso?

Bueno eso tiene su historia. Cuando termino mis estudios de piloto, en 2003, vinimos a vivir a Criptana y trabajé un tiempo con mi suegro en Mármoles Galindo-Ortega. Luego nos volvemos a Madrid para trabajar en el aeropuerto y pagarme horas de vuelo. Logro entrar en una aerolínea y trabajo de piloto y lo hago hasta el 2012. En enero de ese año, con mi hija recién nacida, me diagnostican un tumor cerebral. Y esto me obliga a darme de baja como piloto y echar para atrás los planes: irnos a Dubái, que es donde tenía la base la compañía aérea, con casa, guardería, posibilidades de trabajo para María Isabel y yo como comandante en una gran aerolínea. Y llega la enfermedad y se acabó todo. Y comienzan los tratamientos hasta el 2019 pues se complicó con metástasis en riñón, pulmón… me traté en Estados Unidos. De todas formas procuré no perder el tiempo y seguí formándome, me gradúo en Arte y hago un máster MBA Boston. Fue un tiempo en el que estuve viviendo entre EEUU y Madrid aunque me tuve que mudar a Nueva York unos meses para hacer el trabajo y las prácticas de fin de máster.

“Y llega la enfermedad y se acabó todo”

La fotografía llegó entonces. Yo ya había tenido un ligero contacto con la fotografía a través de Alberto Korda, un fotógrafo cubano famoso que retrató al Che Guevara, y era también fotógrafo de mi familia en Cuba así que tuve la oportunidad de conocerle y me metió ese gusanillo por la fotografía pero a nivel muy de aficionado. En el 2019 cuando estaba ya en el último tratamiento empecé a escuchar un podcast de fotografía y practicar y me di cuenta que con la fotografía disfrutaba muchísimo y dije –ostras igual puedo disfrutar con la fotografía  de la misma manera que en la cabina de un avión-. Y así empecé, me di de alta como autónomo profesional en verano 2019. Trabajé en retratos y algo de publicidad y mi primera publicación en medios fue con fotos del famoso temporal Gloria en enero 2020 aquí en Criptana.

-Y luego vino Filomena, te han dado suerte los temporales.

Pues a mí sí y el hecho de estar en un sitio como Criptana, un sitio emblemático con sus molinos, ha sido clave.

“El hecho de estar en un sitio como Criptana, un sitio emblemático con sus molinos, ha sido clave para el éxito de mis fotografías”

-¿El estar en Criptana se convierte en una ventaja?

Estar en Madrid es complicado para el fotoperiodismo y Criptana se convierte en una ventaja de manera puntual. Indudablemente se generan muchas menos noticias aquí que en una gran urbe. Mi ventaja está en detectar lo que es noticiable para un público amplio desde un lugar como este.

-¿Qué te hace detectar que algo puede ser noticia fotográficamente?

Mira, me remonto al temporal Gloria que fue el primero. Sabía que podía ser noticia, nieve y molinos y así lo hice ese 20 de enero. Mandé a varias agencias las fotos y a Europa Press le interesó. Esas fotos salieron en muchos medios. Y con Filomena pasó lo mismo, ya unos días antes sabía que iba a nevar, que yo desde la pandemia no había hecho nada para el fotoperiodismo y que tenía que hacer lo mismo que con Gloria pero desde otros ángulos. Estaba seguro que subiría gente a la Sierra a disfrutar de la nieve y más en esta situación de pandemia. Estuve en la sierra cinco o diez minutos, nevaba mucho y mi cámara no estaba sellada a inclemencias, no podía estar mucho más tiempo, se estaba mojando. Sabía que esa imagen con nieve, los molinos y la gente disfrutando podía ser atractiva para los medios y para el público.

- Gloria, Filomena y ahora Elia. Tu hija, la pandemia y tu último trabajo publicado.

La pandemia fue un parón para todos y de manera especial para personas que como yo tenemos problemas de inmunodeficiencia congénita. Los trabajos que estaba haciendo para EP en febrero se anularon y con la situación que había tuve que decidir que no iba a cubrir coronavirus y me quedé en casa con mi familia. Antes ya incluso de que fuera obligatorio el confinamiento nosotros vivíamos bajo estrictas normas de desinfección e higiene. Estaba claro, esto es histórico, comienzo a fotografiar a mi familia, a mis suegros en el día a día pensando sobre todo en mi hija que en unos años tuviera una documentación fotográfica de cómo vivió ella esto.  Así comencé, un trabajo documental, fotografiando momentos. Era su pandemia. Se da la circunstancia que cuando acaba el confinamiento para todos para nosotros sigue.  Cuando llega septiembre, sus amigos se reincorporan a cole y ella no; con una autorización especial asiste online.

Foto del documental de Sotolongo y su hija Elia

-¿Desde el principio pensaste en un documental para vender?

Sabía que saldría un libro interesante con las miras, en principio, puestas en mi familia. Según han ido pasando los meses sí vi que había material para reportajes cortos y contar varias historias. Me pareció que era realmente interesante contar la historia de cómo estaba viviendo y viendo ella su confinamiento que es un confinamiento realmente particular.

“Me pareció realmente interesante contar la historia de cómo estaba viviendo y viendo mi hija su confinamiento que es un confinamiento realmente particular”

-¿Cómo vives el “sacrificio” de tu hija?

Pues me da mucha pena, ella es muy sociable, extrovertida y echa de menos estar con sus amigos, con mis padres y hermana en Madrid, jugar en el parque... Hoy ha sido la primera vez que se ha subido a un columpio en todos estos meses.

-¿No temes exponer la imagen de tu hija en las redes de internet?

Lo he reflexionado obviamente, el mundo de internet es muchas veces incontrolable. En el contrato que tengo con EP la imagen de mi hija está muy protegida  y es algo que agradezco mucho a la agencia. Esas fotos no se pueden utilizar dañando su honor, algo que me preocupaba mucho y que pudiera aparecer dentro de unos años bajo sabe Dios qué titular. Es una foto con todo una protección legal y medios que exigen un proceso para su publicación.

-¿Y tú cómo lo vives como persona altamente vulnerable?  ¿Tiene miedo?

Miedo no es la palabra; lo vivo con mucha precaución porque sé que sería de ese porcentaje de personas que lo pasan mal. Si yo caigo voy a un hospital y no es el mejor momento, es un colapso y no se sabe todavía cómo tratar el virus. La preocupación última es qué va a pasar con mi familia si me ocurre algo. Económicamente es tremendo, el no poder ir a hacer campañas publicitarias es un impacto grande en los ingresos. Mi trabajo desde casa  es muy limitado y fuera solo puedo hacer algo al aire libre.

-Preséntanos tu fotografía. ¿Cómo es?

Mi fotografía es humanista sobre todo, concibo muy pocas veces hacer una foto sin la presencia humana o que se intuya esa presencia humana. Me gusta fotografiar lo que veo y percibo y por supuesto una luz de calidad es lo que me motiva a esperar que pase algo, desarrolla una intuición. Me gusta fotografiar en la calle, la vida cotidiana pero es algo muy delicado porque tienes que intentar que la gente no sea reconocible, los derechos de imagen de la foto, incluso en público, son muy restrictivos aquí. La verdad es que es muy triste porque nos estamos perdiendo la posibilidad de documentar con calidad la vida de hoy en día en general.  En EEUU no hay restricciones a la foto en público, hay restricciones al honor. Mi fotografía documental no tiene retoques más allá de niveles de exposición, contrastes... si hay una papelera y una bolsa en el suelo se queda ahí. Es fruto de mi decisión, de cómo yo quiero fotografiar pero claro que hay muchas opciones y son respetables.  Amo la fotografía documental, es el documento de lo que yo veo y si dejo algo fuera de la imagen lo eliminas de la realidad y de lo que yo realmente estoy viendo. Apuesto por esa fotografía documental y por el fotoperiodismo, de hecho ahora estoy haciendo un curso a distancia.

“Mi fotografía es humanista sobre todo, concibo muy pocas veces hacer una foto sin la presencia humana”

-¿Manda mucho la foto ante el texto?

Hoy en día tenemos una ingesta de fotografía, hay una contaminación porque la foto se ha convertido por sí en un medio de comunicación. La gente en lugar de escribir a sus amigos sobre donde está y qué está haciendo manda una foto y ya. La fotografía se ha empoderado como medio de comunicación más que nunca. Ahora bien, esa imagen necesita un texto que contextualice la foto, es necesario y ahí cada parte tiene su peso y no deben sustituirse. En fotoperiodismo y documentalismo el texto es imprescindible. En periodismo el texto tiene que mandar y la fotografía apoyar. 

“La fotografía se ha empoderado como medio de comunicación más que nunca”

-De esa fotografía de la nieve en la tormenta Filomena ¿Qué sabor te queda?

Tiene varias aristas. Una económica, que me vino muy bien; otra el disfrute, creo que el momento de hacer la foto es el momento que más disfruta un fotógrafo.  Y una tercera arista que por ahora en parte todavía es un proyecto. Quiero hacer una edición limitada de impresión en alta calidad de esta fotografía de la nieve con la idea de ponerla a la venta y destinar, una vez cubiertos gastos, los beneficios a algún fin social y solidario en el pueblo. Es el momento y hay que aprovechar el tirón de la foto. Espero contar con el apoyo del Ayuntamiento al que me he dirigido con el fin de que se sume a la idea ayudando en la difusión y en la gestión del destino de ese dinero; confío en que no haya problema. Se trata de una edición de 50 unidades a 105 euros. De todas maneras he abierto en mi página una sección de venta (https://sotolongo.photography/)

“Creo que el momento de hacer la foto es el momento que más disfruta un fotógrafo”

-¿Qué proyectos tienes?

Lo de mi hija continúa. Ahora estamos en la fase que ella me fotografía a mí, es una parte entre ella y yo. Va ser interesante y curioso ver esas fotos que ella me hará de manera natural. Está además la edición del libro cuando acabe la pandemia, terminar mis cursos de fotoperiodismo y el trabajo de un fotoreportaje con unos padres que teletrabajan con sus dos hijos en casa. También quiero formarme en fotografía gastronómica que es uno de los sectores en los que todavía se valora la fotografía profesional. Proyectos… muchos e ilusiones también. Me gustaría trabajar haciendo making off de producciones televisivas y cinematográficas,  fotos sobre lo que ocurre detrás de las cámaras de rodaje. Me gusta narrar historias y eso me atrae poderosamente.  Y… sobre todo tengo ganas de que acabe la pandemia.

“Sobre todo tengo ganas de que acabe la pandemia”

Reportaje europapress:

https://www.europapress.es/castilla-lamancha/noticia-elia-planta-cara-hechizos-montanas-violin-obligado-confinamiento-inmunodeficiencia-padre-20210130112635.html 


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