Estefanía Muñoz Díaz, una joven “teleco” criptanense que se fue de Erasmus a Alemania y allí hizo su vida

“Soy demasiado española para ser alemana y demasiado alemana para ser española”

Laura Figueiredo (10 de febrero de 2021).- Una entrevista que como casi todas se convierte en una charla amena y entretenida con una persona que tiene muchas cosas interesantes que contar y muchas cosas que quiere contar. Se marchó, como tantos de nuestros estudiantes, con una  beca Erasmus a hacer el último curso de Ingeniería de Telecomunicaciones a Munich más el proyecto fin de carrera. A ello, se sumó un máster, un doctorado, un trabajo, una familia y una vida en Alemania donde vive desde hace once años.

Es Estefanía Muñoz Díaz, trabaja en la agencia Aeroespacial de Alemania, su marido se llama Fabián y tiene dos hijos de casi 3 y 5 años, Lucía y Marco. La charla nos lleva a temas tan interesantes como la conciliación familiar, la fuga de cerebros, la vida laboral y familiar, la verdad de los estereotipos, la pandemia…. Y todo desde los ojos y la vivencia de una joven española cualificada en un país donde asegura que es feliz y donde vive muy a gusto. Una joven llena de inquietudes profesionales, empresariales y sociales.

Estefanía lo tiene claro, se siente española, sus raíces están aquí pero su vida allí y es que ella pertenece a esa generación de jóvenes preparados que han crecido en una Europa sin fronteras que les hace sentir que están en tierra de todos y de nadie. Las pasadas navidades prolongó su estancia en Campo de Criptana, circunstancia que me dio la ocasión de conocer a mi vecina y poder entrevistarla.

 -¿Cómo empieza tu relación con Alemania? ¿Por qué te vas a Alemania?

Pues curiosamente mi relación empieza unos años antes de marcharme. Empecé a estudiar en la Escuela de Idiomas alemán y no me preguntes por qué, simplemente quería apuntarme a inglés y estaba lleno y entonces terminé con el alemán. Me gustó muchísimo el idioma. La primera vez que fui a Alemania fue a Munich con un cursillo de verano y me encantó la ciudad y dije –aquí tengo que volver- . Así que acabé pidiendo hacer el Erasmus en la Universidad Técnica de Munich por un periodo de doce meses para terminar el 5º curso, último año de carrera,  con asignaturas de Máster en Técnicas de Navegación más otros seis meses para hacer el proyecto fin de carrera también. Una vez finalizado el máster me surge el poder trabajar allí en la Agencia Aeroespacial Alemana (DLR)  a la vez que hago el proyecto fin de carrera. Acabo y me proponen hacer el doctorado, una cosa que no me hubiera planteado nunca, ya tenía suficiente con haber estudiado la carrera. Dije que sí porque me gustó tanto el ambiente que había allí, gente joven, desenfadada, con dinero y presupuesto para investigación… Estaba muy a gusto y dije –me quedo-. Estaba trabajando sobre proyectos directamente relacionados con la tesis. Esto lo hacía mucho más divertido porque veías directamente la aplicación.

“Me gustó tanto el ambiente que había allí, gente joven, desenfadada, con dinero y presupuesto para investigación… Estaba muy a gusto y dije –me quedo-“

-¿Y ahora dónde trabajas?

En la actualidad continúo trabajando en el mismo sitio con el tema de ciudades inteligentes, un proyecto muy interesante y práctico.

 -Todo esto coincide con todas las repercusiones de la crisis económica del 2008. ¿Pesó en tu decisión?

Muchos de los españoles que hay ahora trabajando en Alemania llegaron en esos años de la crisis en busca de trabajo. No es mi caso porque yo ya estaba allí, simplemente me quedé. Vi llegar a muchísimos españoles en esa crisis. Es una realidad.

-¿Es una realidad que se nos va gente muy preparada de España?

Es así, gente con formación muy alta que está allí y no aquí en España. Ahora está llegando una segunda oleada de jóvenes buscando trabajo en respuesta a la demanda de profesionales en oficios. Antes ya habían llegado muchos ingenieros y claro que es una fuga de talentos y es una pena porque España forma muy bien y no se aprovecha aquí esa cualificación e inversión porque las condiciones no son buenas.

“Claro que hay una fuga de talentos y es una pena. España forma muy bien y no se aprovecha aquí esa cualificación e inversión porque las condiciones no son buenas”

-¿Por qué no son buenas?

Por experiencia personal no sé pero sé que compañeros que se graduaron conmigo están en trabajos con unas condiciones económicas y de conciliación peores aquí que allí. Tampoco muchos han conseguido trabajos que realmente les motiven. Alemania no tiene un clima que atraiga pero sí un estado de bienestar increíble y contratos de trabajo desde el principio indefinidos. Es una mezcla de todo, también tenemos mucha gente en Alemania que se quiere volver y no lo ve nada claro por el panorama laboral que hay aquí.

-Y tú ¿has pensado en volver?

No he pensado en ello por ahora. Pero es verdad que la gente como yo estamos un poco en tierra de nadie…Creo que tienes que estar feliz donde estés y no puedes estar todo el rato arrepintiéndote de una decisión. Al final tienes que vivir donde estás y cuando llevas bastantes años fuera entras en un estado raro. En mi caso, por ejemplo, soy demasiado española para ser alemana y demasiado alemana para ser española.

-Además has formado una familia allí.

Yo me fui de Erasmus con idea de acabar la carrera y llevo 11 años. Allí vivo con mi marido Fabián y mis dos hijos Lucía y Marco. Yo soy feliz allí.

“Me fui de Erasmus con la idea de acabar la carrera y ya llevo 11 años en Alemania

-¿Por qué dices que te sientes en “tierra de nadie”?

Lo que sí es cierto es que mis raíces son españolas y mi tierra es España y es como yo siento, como yo me he criado  y al fin y al cabo como yo soy. Ahora bien, nunca dejamos de evolucionar, crecer, aprender y yo he incorporado conocimientos y experiencias alemanas a mi base española. Entonces tengo esa mezcla que es un poquito explosiva porque no terminas de encajar en ningún sitio. Y eso es lo que siente gran parte de muchos españoles que están fuera, nos sentimos en tierra de nadie.

¿Tenemos idealizada a Alemania?

Todas las sociedades tienen sus puntos fuertes y sus puntos débiles. Yo tampoco idealizaría a los alemanes, mira el escándalo con el diésel; en todas partes cuecen habas. Los españoles tienen muchos puntos buenos que los alemanes no los tienen y al revés también. Es verdad que ellos no son tan flexibles como nosotros pero eso de que son fríos y cuadriculados no dejan ser estereotipos.

-¿Cómo nos ven a los españoles?

Los alemanes tienen muchísimo cariño a los españoles, nos ven como personas alegres y el país les cae simpático. Nunca he oído decir nada malo de España. Mallorca la consideran un Bundesland más. Los estereotipos están ahí pero al menos jamás he oído a nadie decir que estamos todo el día tomando paella y bailando flamenco.

-Y es que además tienes tiempo para emprender y tener tu propia empresa.

He formado una empresa con mi marido como socio. Es una academia de programación y robótica educativa. Es un tema que considero de vital importancia para el futuro de la sociedad. Básicamente ahora estamos formando a niños que en 20 años saldrán con una formación obsoleta  porque la tecnología está evolucionando a un ritmo que no podemos parar ni debemos parar en mi opinión. No la debemos ver como algo que nos dé miedo sino como una herramienta que hay  que utilizar para construir una sociedad mejor. Y esa es la filosofía de la academia. Para llegar a aprovechar esta tecnología hay que saber no solo cómo usarla sino ir más allá y comprender cómo está hecha. Conocer las características de estos superordenadores que un cerebro humano no va a poder superar. Ahora mismo se sigue educando en los colegios con unos principios y valores que fueron definidos en el siglo pasado y que entonces eran importantes, ahora ya no. No se debería aprender de memoria, ni las calificaciones ni esa competitividad entre alumnos y sí reforzar el pensamiento crítico y el trabajo en grupo y experimental. Lo que conocemos como “aprendiendo haciendo”. Todos decimos “Alexa pon la radio o Alexa ¿qué temperatura hace hoy?”. Y está muy bien saber utilizar esa tecnología pero está mejor entender esa tecnología. Lo que hacemos con los niños es destripar los algoritmos para que los entiendan y acaben programando ellos mismos.

“No debemos ver la tecnología como algo que nos dé miedo sino como una herramienta que hay  que utilizar para construir una sociedad mejor”

-Además tienes un especial interés por acercar la tecnología también a las niñas.  Sigue siendo un mundo muy masculino.

Lamentablemente sigue siendo un mundo muy de hombres. Nosotros en la empresa tenemos dos ramas: una vamos a los coles y otra vienen a la academia como actividad  extraescolar y notamos que cuando son los niños quienes tienen que decidir tenemos una mayoría de chicos y si vamos a los coles, que es una actividad para todo el curso, nos encontramos con 50% de chicos y 50% de chicas. Ahí es donde ves que a ellas les gusta, están motivadas e incluso son más eficientes que los niños simplemente por manera de ser. Eso sí, cuando llega la hora de hacer estudios superiores ya no es una preferencia para ellas. De ahí la importancia que desde pequeños tengan todo para elegir, que no estén precondicionados con nada. Cuando estudiaba la carrera había chicas pero muchísimas menos que chicos y si te vas al mundo laboral en algún momento ellas se pierden y es en el momento de formar una familia.

“En el mundo laboral de las tecnologías e ingenierías llega un momento en el que las mujeres se pierden y ese momento es cuando toca formar una familia”

-¿Cómo son las políticas de conciliación en Alemania?

En Alemania tenemos ciertas políticas de conciliación pero no dejan de ser un paso que hay que poner en práctica en igualdad para ellos y para ellas. El siguiente paso sería por tanto, concienciar hasta que se vea de manera normal. Las políticas están ahí pero si al usarlas se sigue sufriendo desventajas laborales pues no valen para nada. Hay una discriminación laboral y es un hecho que afecta tanto a hombres como a mujeres. En Alemania los padres cuentan con 14 meses de permiso especial para cuidar al bebé. Los primeros dos meses son exclusivos para la madre con el cien por cien del sueldo. A partir de ahí, hay otros doce en los que la compensación económica es del 65% del sueldo y los pueden coger el padre o la madre. Y la realidad es que en más del 90% de los casos es la madre quien se pide esos 10 meses y si el padre pide los dos restantes es porque si no los pierde. La posibilidad está ahí, la norma existe pero la sociedad no está concienciada. En nuestro caso particular con nuestro primer bebé, y después con el segundo, tras los dos primeros meses decidimos trabajar al 50% del tiempo tanto mi marido como yo. Yo me incorporé al 50% y él redujo el 50% de la jornada y los sueldos disminuyen en proporción con ese 65% sobre la mitad del sueldo. Entre los dos te queda un poco más de un sueldo. Reduces los ingresos pero te da una oportunidad muy buena de poder estar con tus hijos y a la vez no perder el contacto con el trabajo. Pero esto no se ve bien en todas partes. Nosotras tenemos que aguantar comentarios poco simpáticos y se critica que una mujer vuelva tan pronto al trabajo en vez de estar 12 meses en casa con el bebé mientras que los hombres también son criticados si piden más de dos meses. Una cosa es lo establecido y otra la mentalidad. Es erróneo lo que se está haciendo porque esto al final no apoya la creación de familias.

“Las leyes de conciliación existen pero una cosa es lo establecido y otra la mentalidad. La discriminación laboral es un hecho”

-¿Te indigna?

Debería ser una política de país el favorecer que la gente tenga hijos.  En Alemania si una madre no se pide los 12 meses es una mala madre y si un hombre se los pide también se le mira mal. Es una doble discriminación cuando te sales del esquema establecido. En España ocurre algo parecido con menos tiempo además de permiso. Estoy convencida que si nos concienciamos en el uso de las herramientas de conciliación todos saldremos ganando, el país, la empresa y la familia.

-¿Cómo te está afectando la pandemia?

Desde que me fui a Alemania me he presentado en España cada dos por tres. Y es a lo que estoy acostumbrada, en dos o tres horas estoy en España. Ahora este tema de la pandemia ha sido para mí duro. Desde la distancia os he visto llorar, sufrir, oído aplaudir y yo no estaba aquí y a mí eso me ha dolido porque era mi tierra. Lo he visto todo desde Alemania en una primera ola que allí pasó muy ligera. He llevado fatal el hecho de no poder coger y venir. Y sé que los que habéis estado aquí tampoco os habéis podido abrazar, estar donde queríais estar ¡yo que sé! pero al menos estabais cerca. Y todo esto con la suerte de que mi familia está toda bien.

“Desde la distancia os he visto llorar, sufrir, oído aplaudir y yo no estaba aquí y a mí eso me ha dolido porque era mi tierra”

-Ahora sí que tenéis números alarmantes en Alemania en esta tercera ola.

En noviembre retomamos un semiconfinamiento y no fue suficiente así que en diciembre y enero ha estado todo muy cerrado, está todo bastante mal. Ahora sí que por primera vez ven en Alemania los dientes al lobo. Nosotros llevamos teletrabajando desde marzo lo que ha obligado a retrasar mucho el trabajo de laboratorio.

-¿Echas de menos la familia?

Eso siempre y tengo suerte que nos vemos con frecuencia salvo en esta pandemia. Aquí (en España) tengo a mis amigos y es que además la alegría y la forma de vida no se pueden comparar aquí y allí. Suena al típico cliché pero es la verdad.

“La alegría y la forma de vida no se pueden comparar aquí y allí. Suena al típico cliché pero es la verdad”

 

 


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