Valentín Arteaga, un criptanense con mirada universal

Religioso teatino, escritor y hombre de inteligencia clara y palabra precisa

"Valentín Arteaga, un criptanense con mirada universal"

Laura Figueiredo (22-12-2014).-  La entrevista con Valentín Arteaga Guijaldo es un silencio entre tanto ruido, un sosiego entre tanta prisa y un espacio para escuchar a quien sabe poner palabras precisas a los pensamientos. Nuestro criptanense universal es ciertamente una persona enriquecida por el mundo, se deja empapar primero para luego pensar, analizar y opinar. Y lo hace a través principalmente de la poesía que, como bien dice, es plegaria.

Aprendió a ver al mundo de pequeño desde el Cerro de la Paz. Se siente español de Criptana y sobre todo ciudadano universal. Desde Roma, donde reside desde hace más muchos años, ve una sociedad española "triste, dolorida y con ruptura de ánimo". Por el contrario, vive con alegría el momento "rico, pletórico y lleno de esperanza" de la Iglesia.
Valentín Arteaga reivindica el "tu" para salir del "yo" en nuestras vidas muchas veces miopes y cuando habla paladea cada palabra como algo vivo que hay que mimar y acariciar. Sus frases son breves y claras al igual que sus pensamientos. Nuestro escritor no necesita echar mano de coletillas ni de largas subordinaciones para hacerse entender. Es limpio y sincero. Un hombre de altura intelectual y literaria.

Como hombre de fe ¿cuál es el momento de la Iglesia?

Hoy la Iglesia está viviendo un momento rico, pletórico, lleno de esperanza. Hay riqueza de futuro y se palpa algo muy interesante. La Iglesia está saliendo de sus círculos cerrados, hay un aperturismo a los necesitados y a los pobres con una mayor sensibilidad social, solidaridad y caridad. Es un momento hermoso , digno de valoración. Tenemos un Papa rompedor que ha abierto el interés de la gente.

Pertenece usted a una orden religiosa que nació de la necesidad de restaurar y recuperar las raíces evangélicas en una Iglesia que entonces se perdía en otros intereses. ¿Qué habría que restaurar hoy en la Iglesia?

Veo claramente la figura del sacerdote. Es el clero el que hoy por hoy está llamado a no ser clerical. Es pastor cercano y humilde servidor del pueblo, próximo a los problemas y alejado del poder y del poderoso. El Papa Francisco está en ello y de forma acertada.

Y en la sociedad ¿qué hay que recuperar?

Ante todo sosiego, hay una hiperactividad envenenando pensamientos, costumbres, relaciones... Falta darnos cuenta que el otro está ahí, a nuestro lado y con sus diferencias. Hace falta dejar de tener miedo a la diferencia, al pensamiento distinto porque es el tú lo que nos enriquece. Sin la aceptación del otro es casi suicida vivir. Saber decir tú.
En nuestra sociedad falta tiempo para la reflexión y como decía Francisco Umbral "somos rehenes de nuestra exterioridad". Hoy día no se piensa, se decide por instinto, por objetivos económicos...
Leía hace poco que en Occidente la falta de ética es falta de inteligencia. Caminamos hacia esa estupidez generalizada.

En la sociedad falta ante todo sosiego, hay una hiperactividad envenenando pensamientos, costumbres, relaciones.

Es fácil hablar de esa hiperactividad social pero ¿cómo se baja uno de ese tren a altísima velocidad?

Hay que tener capacidad de renuncia y hacer una jerarquía de necesidades. Exige valentía.

¿Cómo ve desde Roma a España?

Veo desde Roma una sociedad española triste, dolorida, sin esperanza, pesimista, una ruptura de ánimo. Una política deslavazada, no ilusionante. Es una política de contrarios, muy dividida sin actitud de comprensión. España tendría que hacer una transición muy sosegada. El tema catalán, admirando Cataluña como la admiro, me parece provinciano.
Falta un sentido de conciencia nacional, falta entidad española.
Por el contrario, fuera de España se nos considera y caemos bien. En concreto España está muy en Roma.

Veo en España una política deslavazada, no ilusionante, de contrarios, muy dividida sin actitud de comprensión

Y Campo de Criptana y La Mancha ¿dónde quedan?

Me siento criptanense, manchego y español. Soy un español de Criptana. Esto no significa que vaya por ahí ejerciendo ni de criptanense ni de manchego ni españolizando.

La Mancha es una tierra universal. Aprendí de niño a subir al Cerro de la Paz y mirar al mundo. Le debo a Criptana el ser ciudadano del mundo. Es muy hermoso ser del mundo.
El pueblo es el principio, es el latido más profundo de mi persona. Criptana es la infancia, las cuestas, los anchurones, la madre, la vecindad, es el hablar castellano profundo...

Aprendí de niño a subir al Cerro de la Paz y mirar al mundo

Usted tiene una biografía como escritor y otra biografía como sacerdote y religioso ¿podríamos separarlas o van unidas?
No hay necesidad de separarlas. El trabajar con la palabra es un acto ontológicamente cristiano, "el Verbo se hizo carne". Escribir es un hecho religioso por excelencia. De ahí la no necesidad de separar escritura de religiosidad.
El poeta no necesita adjetivos, los debe dejar a un lado. El poeta es poeta y tiene entidad suficiente.
Claro que la poesía no es un sermón. Es echarse a remar en lo profundo del misterio. Es un rastreador, un peregrino que va andando hacia lo profundo. Escritor y religioso se maridan y combinan perfectísimamente sabiendo respetar fronteras.
No hay que olvidar que el gran libro de la literatura es la Biblia con todos sus géneros y es que la poesía es plegaria. Echo de menos la poesía en la enseñanza religiosa y en los mismos seminarios.


¿Cómo es su poesía? Dicen que espiritual y mística pero yo no le veo levitar y me parece que tiene los pies muy pegados al suelo.
De hecho mi poesía se inicia muy desde la realidad, desde lo sociológico. Nace como una contestación social. Es paisajística y manchega.
Luego, llegó el periodo del culto a la forma, a la palabra y a la estética para ser ya en los últimos tiempos más mística. Es todo un proceso. Mis primeros poemas y libros son muy criptanenses, costumbristas. Cercanos a Juan Alcaide y Eladio Cabañero.

¿Qué nos cuenta de su última publicación, "Lugar al sol"?
Es una selección de escritos que remiten a mi infancia y a Campo de Criptana. Nace de lo hondo, del tiempo que queda albergado en el corazón. Está escrito desde la memoria.

Y ahí, hace algo más de un mes, en el Pósito de Criptana, dejé a Valentín Arteaga firmando ejemplares del libro que acababa de presentar, "Lugar al sol", a sus vecinos, amigos y admiradores. A ellos me sumo consciente del privilegio de haber podido disfrutar de su palabra y su mirada universal.

Feliz Navidad - Laura Figueiredo


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