El Día Mundial Sin Coches se celebra todos los años el 22 de septiembre, donde el principal objetivo de este día es desincentivar el uso del automóvil viendo que su uso a gran escala produce grandes daños al medioambiente (contaminación aérea y acústica), inculcar a los ciudadanos a dejar este medio de transporte por un día y probar nuevos medios de desplazamiento.
Este día nos recuerda que debemos cambiar la mentalidad y optar por medios de transporte alternativos, amigables con el medio ambiente.
El origen de esta iniciativa se remonta a 1974 cuando diversos gobiernos europeos tuvieron la idea de celebrar un día sin coches ante la crisis energética que sufrían. A raíz de la crisis petrolera de 1973 empiezan a surgir las primeras ideas para desincentivar el uso del automóvil y promover medios de transporte más eficientes. Se trató fundamentalmente de una prohibición del tráfico motorizado dominical. La experiencia duró tan poco como la crisis petrolífera.
No es hasta octubre de 1994 cuando se organizan las primeras jornadas cruciales para el tráfico: los días laborables. En un principio las ciudades de Reikiavik (Islandia), La Rochelle (Francia) y Bath (de Reino Unido) tomaron la iniciativa de aplicar el Día Sin Automóvil. Y como campaña a nivel nacional, el primer país en aplicarlo fue Gran Bretaña en 1997.
Tras el éxito de la convocatoria de 1999 en Francia e Italia, es la Comisión Europea la que apoya en 2000 el día europeo “¡La ciudad, sin mi coche!”, el 22 de septiembre, y se implementa en Europa extendiéndose las actividades por una semana.
Se trata de una iniciativa enmarcada dentro de la Semana Europea de la Movilidad que busca potenciar el transporte público como medio alternativo y concienciar a los ciudadanos de los daños generados en el medio ambiente y la crisis energética.