"Todo lo miraba Sancho, y de ninguna cosa se dolía; antes, por cumplir con el refrán, que él muy bien sabía, de "cuando a Roma fueres, haz como vieres", pidió a Ricote la bota, y tomó su puntería como los demás, y no con menos gusto que ellos."
El refrán aconseja acomodarse a las costumbres del lugar que se visita, evitando llamar la atención. Siendo "ciudad eterna" -título que otorgó Albio Tíbulo a la capital italiana- y centro de interés universal, la que fuera para el poeta Horacio "reina de las urbes" no escapa al dardo afilado del refranero popular, que aconseja: "A Roma lleva de qué comas, que si no llevas, sin comer te quedas".
También llamada "ciudad de las siete colinas", allí saboreó Don Juan Tenorio algunos de sus cacareados placeres, reflejados en estos versos:
Las romanas caprichosas,
las costumbres licenciosas,
yo gallardo y calavera,
¿quién a cuenta redujera
mis empresas amorosas?