Continuamos con el camino, llegamos a Tineo

Ha pasado la noche, y les puedo asegurar que en este Monasterio de San Salvador he descansado, se respira paz.

Son las cinco de la mañana, y aunque estoy despierto, espero aun casi veinte minutos para ponerme en pie, tal vez sea demasiado pronto para comenzar a “molestar” a los peregrinos que desean aún estar mas tiempo en la cama. Cinco y veinte, no aguanto más y silenciosamente me levanto con mucho cuidado y cojo todo lo mío (botas, mochila, saco de dormir, bordón..), lo saco al patio tan enorme del Monasterio para allí prepararme sin molestar a nadie. Me asombro un poco cuando ya veo que algunos peregrinos de la nave contigua que han pensado lo mismo que yo, y están preparando su equipaje para la jornada también en el patio del Monasterio.

El destino de hoy es Tineo, como quiera que ayer me quede a dormir en Cornellana, hoy me esperan por delante 37 kilómetros. Cerca de las seis y media de la mañana, me pongo en marcha, y poco a poco voy dejando atrás Cornellana, un poco despistado por un cruce de carreteras en el que la señalización no esta muy clara, me dispongo a subir la primera cuesta del día, atrás va quedando Sobrerriba, pero quedo asombrado cuando en la cima tengo una panorámica espectacular de Cornellana, y los ríos Narcea y Nonaya.

Van pasando los kilómetros, voy caminando junto a un peregrino coreano, y a pesar de que intentamos hablar, la lógica diferencia de idiomas solo nos permite entendernos por gestos. Atrás ha quedado ya pueblinos como, Alto, Llamas, Quintana, Casazorrina y Mallecin.

Mi primera parada del día la hago en Salas. Es la hora de reponer fuerzas y tomar un desayuno, pues en todo el camino que llevamos hecho en el día de hoy no hemos encontrada nada abierto. Por fin en Salas, que por cierto es un precioso pueblo, con una torre medieval preciosa y muy bien conservada. “La Luciana” es bar-restaurante en el que desayuno un buen café con leche y una buena tostada de pan con aceite. Luciana, que es la dueña del restaurante me da conversación , y hablamos del camino, son muchas la anécdotas. Yo le cuento que también son ya varios los caminos que he realizado, y le hablo del año que hice el camino para Onda Cero, con intervención diaria en el programa de Carlos Herrera, casualmente me dice que ella lo escuchaba casi todos los día y me paso casi media hora hablando con Luciana de ese año, incluido por cierto el accidente del tren en Santiago de Compostela. Las paredes del Restaurante las tiene repletas de fotos de peregrinos, nos hacemos una foto con la `promesa de que la colgara también y después de pagarle el desayuno me sorprende con un regalo, me da una bolsa que contiene un bocadillo de chorizo y una manzana: "Para cuando tengas hambre. ¡buen camino!", me dice.

Continuo mi camino. He estado parado mas de media hora, y arranco con un buen ritmo y con las “pilas cargadas” hacia mi destino de hoy. Porciles es el próximo pueblo que atravieso, me quedo parado ante un preciso Crucero, y la Iglesia de Santa María, Bodeyana, La Espina y El Pedregal han sido los siguientes pueblos que he dejado atrás. Los kilómetros van pasando, el cansancio comienza a hacer mella en las piernas, el calor también hace que el ritmo decaiga un poco, pero todo se olvida cuando levantas la vista y ves unos paisajes inigualables. También ya divisamos Santa Eulalia.

Es tarde, son ya cerca de las dos (menos mal que nos comimos el bocadillo de Luciana). Llegamos a Santa Eulalia, después de caminar durante algún tiempo junto al río Ferroiro llegamos a San Roque. Pasamos junto a un campo de fútbol, poco después en plena sierra, caminamos por el paseo de Los Frailes, la final de este paseo hay una gran estatua levantada en honor al Peregrino sobre un Reloj Solar, y una inscripción en la que puede leerse “ Viator horam aspice et abi viam tuam” (caminante mira la hora y continua tu camino).

Por fin llegamos a Tineo, es muy tarde, pasamos junto al edificio del Albergue de Peregrinos "Mather Christi", albergue municipal en el que veneraban a Santa Ana, pero no hay plazas, la hospitalera muy amable me dice que justo al lado del Ayuntamiento de Tineo hay otro albergue y continuo, Gran sorpresa se trata del Palacio de Meras, un espectacular hotel de cuatro estrellas, pero que también regenta el albergue de Meras, que es donde me hospedo, justo al lado, espectacular igualmente, con cabinas individuales para dormir. En el interior de este edificio el silencio es dominante. Nada se escucha, ni un solo ruido de la plaza del ayuntamiento donde hay el clásico bullicio de una tarde de domingo. Creo que he acertado en la elección del albergue.

Estoy muy cansado, han sido más de treinta kilómetros, después de la ducha y de lavar la ropa, salgo a comer algo y a conocer Tineo, las vistas son impresionantes. Después lo que me pide el cuerpo es descansar, a partir de ahora llegan las etapas mas duras del camino, y hay que estar preparado para lo que queda por llegar. Mañana Pola de Allande.

29/Julio /2019

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