Rosi Fernández en el centro junto a otras dos compañeras en una prueba ciclista
"La ciencia es la respuesta a muchos interrogantes y resulta apasionante”
Laura Figueiredo (21-3-2023).- No se veía en nada y va logrando todo. No se veía corriendo y corre; no se veía en duatlón y va a por ello y no se veía de profesora y lleva cerca de 30 años en la enseñanza. Tampoco pensaba en ser monitora en la parroquia y lo es en los cursillos prematrimoniales. Nada de ello pasaba por su cabeza, se lo fue encontrando y una vez empezado ha sabido seguir adelante con disciplina y trabajo y sobre todo con un claro “me gusta”.
Es Rosi Fernández Heras, licenciada en Químicas por la Universidad Complutense de Madrid y profesora de Química y Física en el mismo instituto donde estudió, el Isabel Perillán y Quirós de Campo de Criptana. Hasta el año pasado estuvo en el Cervantes de Alcázar de San Juan dieciséis cursos tras un periplo por otras localidades. El caso es que desde que empezó en la enseñanza son ya veintiocho años ante alumnos y viendo cómo todo va cambiando. Suficiente experiencia para decir claro que a la tecnología la tenemos sobrevalorada y que en ella hay cosas buenas, malas y peligrosas. No deja de ser una herramienta, nos insiste, que nunca debe restar y sí aportar.
Frente a las rápidas innovaciones digitales, Rosi ve que hay cosas que no terminan de cambiar como es esa animadversión a las Matemáticas o a la Física por parte de los estudiantes. A ella la ciencia siempre le ha gustado y cree que es simplemente cuestión de esforzarse y dejar que el pensamiento lógico entre en nuestra visión. La ciencia es la respuesta a muchos interrogantes y resulta apasionante. Este año da clases a 1º y 2º de Bachillerato y Cultura científica a 4º de la ESO.
Siempre le gustó el deporte, pero lo empezó a practicar tardíamente. Tenis, pádel, corredora, bici, duatlón. Sin prisas, pero con mucha constancia. Rosi, llega a todo ello casi sin quererlo, sin planificarlo, simplemente un día empieza casi por casualidad y ya no para.
-¿Por qué optas por estudiar Químicas?
Pues porque me gustan las ciencias y me siguen gustando. ¿Y Químicas? Pues no lo sé; pensaba, a mi entender, que iba a tener más salidas profesionales y podría trabajar según terminara de estudiar. La verdad es que no pasaba por mi cabeza el dedicarme a la enseñanza y prácticamente desde el principio me metí en la enseñanza.
“Me gustan las ciencias y me siguen gustando”
-¿Por qué la enseñanza si no estaba en tu lista?
Pues creo que un poco por inercia y por las ganas de trabajar y encontrar un trabajo. Entonces también había crisis, hablo de los 90, porque vamos de crisis en crisis y no estaba fácil lo de trabajar. Buscas una solución a tu vida y compensar el esfuerzo de los padres y yo lo que sabía y había hecho siempre era estudiar; ese ámbito de la enseñanza lo conocía, me daba más seguridad y lo veía más accesible.
-Y al final llevas toda tu vida profesional enseñando.
Desde que empecé son 28 años con los paréntesis de las oposiciones. Las saqué a la tercera porque antes, como ahora, no era nada fácil. La primera vez me presenté nada más terminar la carrera sin casi estudiar; la segunda trabajando a la vez que estudiando, algo nada recomendable, y la tercera después de dedicarme al cien por cien al estudio.
-Este curso te estrenas en el instituto de tu pueblo, en el Isabel Perillán y Quirós ¿Contenta con la decisión?
Pues muy contenta la verdad. Me costó tomar la decisión, me daba pereza moverme de un sitio donde estaba a gusto pero, no me arrepiento para nada. Estoy muy a gusto con el trabajo, los compañeros, estoy al lado de casa y dejo la carretera. Yo he estado dieciséis años en el instituto Cervantes en Alcázar, aunque empecé dando clases en Extremadura donde me presenté a las oposiciones por una serie de circunstancias. Allí pasé cinco años.
-Has dicho que las ciencias siempre te han gustado. ¿Las ciencias son para todos y todas?
Es un tema que me aburre, me parece absurdo. Estamos exagerando y sacando de contexto las cosas. En ciencias, en general, hay y ha habido muchas mujeres, aunque tradicionalmente se han visto más como unos estudios para los hombres y de manera especial las ingenierías y carreras más técnicas. ¿Significa esto que las ciencias son para ellos? Ya nadie duda que no es cuestión ni de sexo ni de capacidades, es un tema cultural que ha tenido y sigue teniendo mucho peso. Es cuestión de tiempo que se rompa la inercia y no de forzar tanto las cosas.
“Es cuestión de tiempo que haya cada vez más mujeres en carreras de ciencias y se rompa la inercia y no de forzar tanto las cosas”
-¿Es también cuestión de tiempo que las Matemáticas, la Física… dejen de ser el ogro en las asignaturas?
Es un ogro y no sé por qué. Es una lucha. Cada uno tenemos unas habilidades y yo para las carreras de memorizar era muy mala. Yo me apoyaba en el pensamiento lógico y eso es la base en la ciencia. Personas que tienen esa falta de razonamiento lo ven como un muro. Pero las cosas son más sencillas y una vez que lo ves yo creo que es más fácil que entender un texto de filosofía profunda. Hay una animadversión a ese comprender, da pereza, pero son áreas superbonitas.
“Hay una animadversión a ese pensamiento lógico que es la base de la ciencia, da pereza, pero son áreas superbonitas”
-Aparentemente para un joven estudiante resultan asignaturas más prácticas que una Historia o una Filosofía.
Son conocimientos superprácticos, explican e interpretan el mundo en el que vivimos y a mí me parece tan interesante que me cuesta entender que no le pase lo mismo a todo el mundo. Este año, doy una asignatura que se llama Cultura científica y es optativa y se apuntan muchos por inercia y facilidad. Se habla del universo; la creación; de dónde venimos a dónde vamos; ¿qué hay más allá del cielo?... ¿Cómo no tener curiosidad por algo así? La única respuesta a esa falta de interés generalizado entre los alumnos es la edad, chavales de 15 o 16 años que están en otras cosas.
-¿Qué pasa con la educación?
La gente que llevamos muchos años en la educación estamos muy desanimados. Es un sentir general y un tema controvertido. Es una sensación muy frustrante ver cómo se ha ido devaluando la educación. ¿Culpables? Creo que la máxima responsabilidad está en los sistemas educativos. No se puede tener un sistema educativo distinto cada cuatro años. La Educación está muy politizada y ese es un gravísimo problema que tenemos en España. No tiene solución porque dirige quien no lo debe dirigir y la finalidad no es la que debe ser.
“Es una sensación muy frustrante ver cómo se ha ido devaluando la educación”
-¿Y en las aulas? ¿qué está pasando?
La sociedad está cambiando y cómo no van a afectar a la educación los cambios tecnológicos con su parte buena, su parte mala y su parte muy peligrosa. Creo que no podemos demonizar los avances de la ciencia, pero es una revolución tan profunda la que está viviendo la sociedad que cómo no va a afectar a las aulas. Las aulas son al final el reflejo de la sociedad.
-Pero esa revolución tecnológica es un hecho y hay que adaptar tecnología y educación.
Sí claro, y llegamos a la gran pregunta: ¿cómo afrontamos el tema de la educación de los jóvenes y menores en esta nueva era de la tecnología? Es una relación que yo creo que tenemos que aprender a controlar. No solo se trata de prohibir o no prohibir sino de aprender a convivir con ello sin que sea un algo en detrimento del aprendizaje, tiene que ser a favor no un perjuicio. No sé, quizá sea algo que nos lo enseñe el tiempo, pero hay cosas que no son sustituibles por una pantalla.
-¿Qué cosas?
Hay cosas que no se pueden desarrollar ni aprender sin un lápiz y un papel. Hay una interacción mental a la hora de leer en papel y de escribir a mano que se sigue necesitando y que no se produce nunca con la máquina. Yo creo que las pantallas dispersan la mente a todos y especialmente a los jóvenes y menores. ¿Cómo está eso afectando a nuestra capacidad de pensar, de razonar, de aprender? Además, está la sensación de no tener que retener nada en tu cabeza porque todo está ahí, en el móvil. En este momento pienso que estamos dando demasiado valor a la novedad tecnológica, está sobrevalorada y no deja de ser una herramienta. Y vuelvo a repetir que nada más lejos de mi intención que demonizar las nuevas tecnologías, nos han traído muchas cosas buenas y positivas para el aprendizaje y la enseñanza.
“Hay cosas que no se pueden desarrollar ni aprender sin un lápiz y un papel”
-Como persona con larga experiencia en la educación y aprendizaje ¿dónde y cuándo crees que se empezaron a torcer las cosas? Con la revolución tecnológica, con la entrada de alguna ley en concreto, la politización…
Para mí se cargaron la enseñanza media en el momento que introdujeron la LOGSE. La enseñanza media es un proceso intermedio entre la enseñanza básica elemental y ya la profesional y la universitaria. En ella hay ya estudiantes que no son niños y que presentan diferentes capacidades e inquietudes. Con los cuatro cursos de la ESO hemos querido meter a todo el mundo donde no cabe todo el mundo y eso está mal planteado. Hay una preparación para la Formación Profesional en la que no se ha invertido porque sale muy cara si queremos que sea realmente buena y seria y otra más académica que dirige a la universidad y que tiene un itinerario distinto.
-¿Tenemos mucha titulitis?
Hombre, tenemos una enfermedad. Es como una plaga. No se trata de tener 800 títulos, se trata de demostrar que tienes una habilidad, formarla y educarla y sobre todo practicarla. Si hubiera trabajo el problema sería menor. Si los jóvenes salen y tienen posibilidades de trabajar no se ve la necesidad de tanta formación y tantos títulos. Mira en los años de la construcción, no había tantos jóvenes estudiando y mareando la perdiz porque el que no quería estudiar por lo general se iba a trabajar. Ahora, no hay trabajo y -¿qué hago?- pues ahora un curso, y ahora otro y luego un máster… y tenemos jóvenes con más títulos que nunca, más preparados académicamente que nunca y con menos trabajo que nunca. A eso hemos llegado y eso ya no depende de la educación.
-¿Quién ha cambiado más los chicos, los padres, la sociedad…?
La sociedad en su conjunto y a un ritmo vertiginoso y como consecuencia todo lo demás.
-Tienes otra faceta genial, la de deportista ¿Eres corredora o runner?
Bueno, ahora ya somos todos runner por eso del inglés. El caso es que corro y soy por tanto corredora, aunque hago un poco de todo. La verdad es que empecé a correr tardíamente, pero siempre de alguna manera me ha gustado el deporte, desde bien joven.
-¿Por qué no empezaste a hacer deporte antes? ¿No se llevaba como ahora?
Francamente creo que es porque no se me ocurrió y no se me ocurrió porque lo del deporte es algo que ha cambiado completamente y muy positivamente en los últimos años. No había los espacios y pistas deportivas que hay ahora, ni las instalaciones ni las escuelas deportivas. En nuestra generación las chicas hacíamos cero deporte, con sus excepciones, al menos en mi entorno. Ahora nos puede entrar la risa, pero no hace tanto no nos veíamos muchas saliendo de nuestras casas con un pantalón corto o unas mallas y ahora eso ya no pasa.
“En nuestra generación las chicas hacíamos cero deporte, al menos en mi entorno”
-¿Por qué correr?
Nunca he hecho ningún deporte bien, siempre he enredado y animada por mi marido. Empecé con un poco de tenis y lo poco que hacía se acabó con mi trabajo en Extremadura y la etapa de hijos. Lo dejé y lo olvidé hasta que un día me fui a correr con mi marido y me gustó y quien dejó de correr fue él y yo seguí. Es una cosa que engancha mucho, es una droga sana.
-Y te veo también en bici.
Bueno, la carrera es muy lesiva y acabé con una hernia de disco que me limita y entonces me compré una bici para no dejar de hacer deporte, no quiero dejarlo. Una vez con la bici en casa pues busqué con quién hacer grupo y enseguida hicimos un pequeño pelotón y salimos sobre todo los domingos.
-¿Has competido?
Tengo esa ilusión, pero me lo tomo con cierta tranquilidad.
-¿Objetivos?
Hacer duatlón, sí me gustaría porque es una manera de no dejar la carrera sin abusar de correr.
-¿Y el triatlón?
La natación… es muy difícil, muy técnica y una cosa es hacerse unos largos y otra competir.
-Tu logro deportivo, ese del que te sientes orgullosa.
Mi marca en media maratón de Madrid hace unos años y no es una supermarca pero yo no me la podía creer. Fue una satisfacción. Empecé a lo tonto, primero me ilusioné con hacer la media de Alcázar y la empecé y la terminé y ya vas a por otra y quieres más. Me busqué compañeros para correr porque ir sola es muy aburrido. Con ellos fui a Madrid pero ya al poco me lesioné y vino la pandemia y es cuando me planteé la bici.
-Criptana es música pero ¿Criptana también es deporte?
Criptana es todo, aquí la gente lo da todo. Es alucinante, la gente es muy comprometida. Todo el mundo se arremanga y está donde se le necesita. No sé si lo valoramos en Criptana. Montes lo que montes hay gente dispuesta. Ahí tienes el grupo de “Yo voy” todas las mañanas bien temprano corriendo y desde hace años, el Burleta, el Club de Natación, carreras, teatro, musicales, conciertos… o la parroquia que es una isla en medio del oasis con un movimiento y voluntariado increíble. Además, aquí las cosas no se hacen de cualquier manera ni a medias, el grado de exigencia es alto y se toman en serio.
“Criptana es todo, aquí la gente lo da todo”
-Tú eres de las que también participas en el voluntariado parroquial si no me confundo.
Pues es otra cosa en la que el que se mete es mi marido y yo no me veía capacitada pero ahí empecé acompañándole y ahí sigo con él desde hace seis años y muy a gusto. Colaboramos en el grupo de cursillos prematrimoniales.
