¿Qué queda de Sara Montiel en Campo de Criptana?

Sara Montiel, entre el recuerdo vivo de los mayores y el conocimiento desdibujado de los jóvenes

Laura Figueiredo (4 de mayo de 2023).- Diez años de su muerte, 95 de su nacimiento y siete décadas desde sus mayores éxitos en el cine. El tiempo dicen que lo borra todo, en este caso todo no, pero es verdad que pone una neblina por medio que desfigura lo que fue y llegó a ser esta mujer en tiempos muy diferentes a los de ahora. Para quienes la onocieron, el recuerdo es nítido y claro, un pedazo de mujer valiente, que no se le puso nada por medio y guapa no, guapiiiiiísima. Hablamos de Sara Montiel, María Antonia Abad Fernández. 

Sara Montiel, es un recuerdo vivo y cercano para muchos que la conocieron personalmente en su pueblo natal, Campo de Criptana y que ven en ella el mito y la diva que fue. Para los más jóvenes, Sara Montiel es una imagen desdibujada y borrosa de una mujer, criptanense, que fue actriz, cantante, guapa pero no para tanto, con un puro en la mano y una estatua y un molino en su pueblo, pero sin el glamour que alcanzó y sin el mito que fue.

Sara Montiel, un recuerdo vivo y cercano

Todos ellos guardan algún recuerdo o anécdota sobre Sara Montiel. En la foto faltan algunos de los tertulianos que participaron en un primer encuentro

La vista y la memoria enfoca bien la cara perfecta de Sara Montiel entre los que suman más de 70 y 80 años en Campo de Criptana. Pocos de los mayores son los que no la han visto en persona o tienen alguna anécdota que contar de ella. “Es que era simpática con ganas, hablaba con todos y venía mucho al pueblo”. “Trataba a la gente con respeto y cariño”. “Una alegría de mujer que no se le puso nada por medio”. Son algunas de las cosas que me dicen en un grupo de amigos que pasan la tarde sentados en una terraza de la plaza. Todos están más bien en los 80 y alguno los supera. Me acerco a ellos y les pregunto por Sara Montiel y las respuestas no tardan en llegar y se suma un comentario tras otro.

“La vista y la memoria enfoca bien la cara perfecta de Sara Montiel entre los que suman más de 70 y 80 años en Campo de Criptana” 

Lorenzo me asegura que en la partida de nacimiento lo que aparece es Antonia y no María Antonia. Otra persona, y en otro momento, me dice que en el documento original alguien puso en rojo y bien visible Sara Montiel junto al nombre de pila.  

Otros en el grupo recuerdan cómo les recibió Sara en su casa de San Bernardo en Madrid donde parece que los del pueblo tenían un pase especial. Uno de los tertulianos comenta que él vio “El último cuplé” en el Rialto de Gran Vía mientras que otros recuerdan hacer cola para ver la película en el pueblo. No falta la relación de parentescos que unía a alguno con la familia Abad. De los Fernández, dicen, se sabe poco o nada y que los padres se conocieron vendimiando en Criptana.

Lo mejor de todo, fue la lección de cine que nos dio Rafael. Nada más mencionar el nombre de Sara Montiel dijo la primera película “Empezó en boda” con Fernando Fernán Gómez y luego “Se le fue el novio” con Fernando Fernán-Gómez también y… A Rafael no se le escapa ni un título ni un actor o director y casi sin titubear va sumando a la larga lista nombres relacionados con la vida artística de Sara: Bambú, Imperio Argentina, Cárcel de Mujeres, Canela, Veracruz, Gary Cooper, Burt Lancaster, Yuma, Anthony Mann…

Mientras, Jesús, otro de los improvisados tertulianos, me cuenta que Sara tenía su propia casa en el pueblo, en la calle Monte, “a lo primero de la calle, en la casa del maestro de música” e insiste con otro de los amigos en cómo Sara “dejaba su pueblo por todo lo alto allá donde iba”. Son de los que piensan que nuestra Sarita cantaba los cuplés “pero que muy bien”.

Rafael, que sigue recordándonos la larga filmografía de la gran Sara, se para en la película “El última cuplé” y surge la polémica de si Enrique Vera, el torero del que se enamora Sara locamente en la película, besaba mejor o peor que toreaba. Y es que era Sara quien decía que el torero y también actor “besar, besar… no sabía”.

Entre medias, Lorenzo, nos cuenta otra anécdota que responde muy bien al carácter de los dos protagonistas de la misma. Sara Montiel fue al párroco de Criptana para decirle el día en que quería bautizar a su hijo Zeus. El sacerdote, D. Joaquín Alhambra, le dijo que tendría que ser en la misma fecha que el resto de los niños que se iban a bautizar ese mes. Sara no consintió y movió los hilos para bautizar finalmente al niño en la pequeña localidad, entonces pedanía, de Arenales de San Gregorio para celebrarlo luego en Las Musas en Campo de Criptana.

Antes de despedirme del grupo de amigos entrados ya en años y con mucho que contar, me responden a las dos últimas preguntas:

-¿Era guapa Sara Montiel?

“A hartar” dice el primero para seguir otro de los amigos con un “a reventar” y terminar alguien más afirmando “guapa con ansia”. “Es que era guapa no, era guapísima”.

-¿Qué os parece la estatua que tiene en el Pozo Hondo?

“Que no es ella, no se parece en na”. Opinión unitaria.

 Estatua de Sara Montiel en la avenida que lleva su nombre en Campo de Criptana

“Guapa sí, pero no patanto

Esto es lo que me respondía Juan, un joven criptanense de 23 años quien sí conoce quién es Sara Montiel. Una actriz del pueblo me dice, que hizo películas fuera de España, que cantaba también y que “en esos años fue muy famosa”. Le pido una película y enseguida me dice “Veracruz”. En cuanto a su belleza, se ríe, nos mira y casi sin atreverse me dice “guapa sí pero no patanto

Un amigo, Fernando, añade algo más, fue la primera actriz española que llegó a Hollywood. ¿Una película? No sabe responderme, pero sí que conoce una canción, “Fumando espero”. ¡Ah! añade, “sé también que nació aquí, pero de pequeña se fue a Orihuela a vivir”. Reconoce que era guapa pero también advierte que los cánones de belleza han cambiado y que ahora la gente joven pues la ve guapa sin más.

Sara Montiel, guapa sí, pero sin más. Su belleza ya no responde a los cánones actuales

Paro en el camino a la plaza a tres chicas de 18 años y solo me responde una, las otras dos amigas parecen no saber nada sobre nuestra paisana. Muy sonriente me dice que es una actriz, que está en el Pozo Hondo y que salía también la TV con una pipa o un cigarro muy grande.

Mi recorrido me lleva de nuevo a la plaza y el niño de 8 años es el primero que me menciona la palabra Hollywood. 10 puntos para este crío. Le pregunto que por qué lo sabe y con toda naturalidad me responde –pues por el molino-. Así que me deja claro que es una actriz famosa que también cantaba y que se fue a Hollywood.

Foto del interior del molino de Sara Montiel en Campo de Criptana (foto cedida por la Oficina de Turismo)

Termino mi itinerario con otro grupo de chicos y chicas, de 17 y 18 años. Uno dice que Sara Montiel era prima de su tía Manolita, otra chica me dice que era una actriz internacional, que tiene una placa en la casa donde nació, en la calle General Peñaranda y que fumaba mucho. Entono la canción “Fumando espero” y ¡sorpresa!, hay que quien me sigue y termina el estribillo. ¿Era guapa? Y la respuesta es un “sí” sin adjetivo.

“¿Era guapa? Si pero no patanto”                                    

Manuel, de 25 años añade que la famosa manchega presumió de pueblo por donde fue y es mucha la gente que ha oído hablar de Campo de Criptana porque es el pueblo de Sara Montiel. Como los anteriores jóvenes conoce el “Último cuplé”, no ha visto ninguna película de ella y “Fumando espero” es la canción que recuerda. Manuel apunta que Sara era guapa pero que para él y su generación la imagen que conocieron de ella fue ya de una persona mayor en sus últimos años “que ya se echó a perder”.

Todos estos jóvenes saben de Sara Montiel por lo que sus padres y sobre todo sus abuelos les cuentan y porque su estatua no pasa desapercibida en el Pozo Hondo y porque alguno que otro ha visitado el molino Sara Montiel. Pocos han pasado delante de la casa en la que nació en General Peñaranda donde hay una placa que lo recuerda.

No quiero dejar de preguntar a criptanenses de mediana edad y eso hago entre mis compañeros de pilates. Todos la conocían, todos mencionaron “El último cuplé” y añadieron algún título más como “La violetera” y “Cárcel de mujeres” que alguien recomendó ver. Sí que era guapa, una cara perfecta. El debate se abre entre quienes creen que esta gran diva del mundo del espectáculo no supo envejecer e hizo muchas tonterías en los últimos años de su vida y quienes afirman “que hizo lo que siempre había hecho, ponerse el mundo por montera”.

“En los últimos años de su vida Sara hizo lo que siempre había hecho, ponerse el mundo por montera”

Sara Montiel y el Instituto

Con otro grupito de compañeros pilateros sale la pregunta ¿Y por qué no se llama Sara Montiel el instituto de Campo de Criptana? No hubiera sido una tontería y desde luego sería un nombre mucho más representativo además de práctico por su brevedad. Con ello, nadie quiere hacer de menos a Dña. Isabel Perillán y Quirós, pero su valía es poco conocida y por tanto su popularidad nada tiene que ver con la de Sarita Montiel, diminutivo con el que la bautizaron en México y Estados Unidos.

¿Y qué familia queda en Criptana?

Sara siempre fue muy familiar y estuvo pendiente de su gran familia. Tenía muchas primas y primos hermanos en el pueblo. La última, Josefina Abad, fallecía no hace mucho. Ahora le quedan hijos de los primos hermanos y no son pocos y todos prácticamente han tenido relación estrecha con la actriz.

Sara venía con frecuencia a Criptana a visitar a sus primas y primos y también con frecuencia les recibía en su casa de Núñez de Balboa, 25, 7º piso con piscina incluida. Ella lo llamaba “el palacete”. Cuando llegaba a Criptana iba a casa de su prima Manuela, punto de encuentro de la familia.

En Alicante aún viven tres primas de Sara Montiel, Gregoria, Paca y Consuelo, hijas de Gregoria Abad hermana del padre de la criptanense más internacional.

Hay que recordar que Sara, Mª Antonia Abad Fernández, es hija de Isidoro Abad en sus segundas nupcias quien ya traía de su primer matrimonio tres hijos Elpidia, Ángeles y José.  La madre fue Mª Vicenta Fernández quien traía un hijo. Antonio. Un hijo de este, Manuel Fernández, tiene a su familia en Quintanar de la Orden y tanto él como sus hijas mantuvieron una estrecha relación con Sara. La parte Fernández procede de Argamasilla de Alba aunque se sabe poco de ella.

Elpidia vivió desde que enviudó y sin hijos con Sara en Madrid y su otra hermana, Ángeles, también marchó con su marido y sus hijos a vivir a la capital. Además, la madre de nuestra cantante y actriz vivió con ella hasta que murió en 1969.

Por Criptana recuerdan haber visto a dos de los cuatro maridos de Sara Montiel, el industrial José Vicente Ramírez Olalla y a Pepe Tous que siempre acompañaba a la actriz en sus visitas al pueblo. Faltó el primero de todos, el director de cine americano, Anthony Mann. Hay dudas sobre el cuarto y último marido, Tony Hernández, el cubano y hay quien asegura que llegó a estar en Criptana mientras otros dicen que nunca lo pisó.

La familia parece ser que no mantiene relación con los dos hijos adoptivos de Sara y Pepe, Thais y Zeus Tous. De niños siempre venían con sus padres al pueblo.

Como en todas las historias y más cuando se alcanza la fama que llegó a tener Sara Montiel, hay luces y sus sombras. Las sombras parece que se prefieren olvidar o silenciar dejando que la luz ilumine también los rincones más oscuros.

¿Qué queda de Sara Montiel en Campo de Criptana?

 Queda mucho, la figura nítida, cercana y viva en los mayores de Campo de Criptana. Ellos, sí admiran a una mujer que hizo lo que quiso hacer desde pequeña, ser artista y no se conformaba con segundos papeles, ella iba para primerísima fila y lo consiguió.

Queda la imagen de una mujer que bien podría servir de referente como mujer que no tuvo miedo ni complejos para tratar con todo el mundo bien fuera un premio nobel, Severo Ochoa, un gran dramaturgo, Miguel Mihura, uno de los poetas del 27, León Felipe o bien fueran sus paisanos criptanenses y manchegos. Nadie pone en duda su belleza y el mito que fue.

 Para los más jóvenes queda Sara desnuda de glamour y mérito, lejos de ser la diva que llegó a ser y de la mujer valiente y decidida que sin miedo rompió barreras en una España entonces cerrada al mundo y que limitaba a la mujer a un papel muy secundario. Esa Sara ya no llega a las nuevas generaciones que la ven con los ojos de la distancia y de las nuevas formas de entender el mundo. De hecho, ella fue tal vez el último mito del cine español. 

“Para los más jóvenes queda Sara desnuda de glamour, lejos de ser la diva que llegó a ser y de la mujer valiente y decidida que rompió barreras en la España cerrada de entonces” 

En Campo de Criptana, además queda el molino de Sara Montiel, la placa en la puerta de la casa en la que nació y una estatua que no es ella pero que tiene el cariño del recuerdo y agradecimiento de Campo de Criptana a quien supo llevar con orgullo el nombre de su pueblo por todo el mundo.

Visita la web de Sara Montiel realizada por campodecriptana.info: https://www.saramontiel.es/


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