María Manjavacas, una chica Almodovar en la SER

“Hay que aprender a dejarse llevar por la vida y a mí me ha llevado por lo bueno y lo malo”

Laura Figueiredo (27 de octubre de 2021).- En su perfil de Twitter deja claro que es de un pequeño pueblo de La Mancha de cuyo nombre sí quiere acordarse. Y es que tiene claro que uno es de donde crece y ella creció en Campo de Criptana. Como mujer manchega afirma que es como un junco que a pesar de los golpes se levanta las veces que sean necesarias. Y si además digo que delante siempre tiene un micrófono radiofónico con la esponjilla de la SER ya sabemos que es María Manjavacas para muchos y en su pueblo no deja de ser María del Señor Manjavacas Quintanar.

María lleva desde 1991 trabajando en la cadena SER como periodista que es, especializada en periodismo social. Ha trabajado con los grandes de la radio española hasta convertirse ella también en un referente del periodismo radiofónico. El terreno de la información social le ha llevado a conocer, contar y vivir muchas historias. De hecho, nuestra criptanense llegó al Madrid de los 80 y allí se encontró miles de historias para poder contar. Pero es que además a María la nombran corresponsal de la cadena SER en la Casa Real, un puesto que le ha permitido vivir la historia de España en primera fila y de manera especial la abdicación del ahora rey emérito y la coronación de Felipe VI. Una vida llena de experiencias tan diferentes como enriquecedoras. Con María es imposible aburrirse y más si como ella misma admite, tiene un punto de mujer Almodovar.

Es de las que piensa que la vida tiene mucho de azar porque no todo puede estar previsto y calculado. Un azar que le ha llevado por mucho bueno y por mucho malo. Perdía a su marido en 2009, una tragedia que decide dejar atrás cuando su trabajo la coloca una Navidad en el hospital de La Paz en Madrid, con niños enfermos de cáncer, sus padres y la canción “Hoy voy a ser feliz”. Esto marcó un antes y un después. Ahora es una mujer feliz que se bebe la vida en la que nunca falta la sensibilidad hacia las personas enfermas y de manera especial hacia los enfermos de cáncer. Por ellos, hace todo lo humanamente posible.

María ha visto reconocida su labor tanto humanitaria como profesional con un gran número de homenajes y premios. De ellos, ella destaca el que el año pasado recibía de la Asociación de Familiares de niños enfermos de Cáncer.

Aprovecho para entrevistar a María Manjavacas  en su última visita a Campo de Criptana donde participaba junto a otras mujeres criptanenses en la tertulia “Mujeres poco frecuentes” organizado por INDEPF.

-María tú ya eres más de Madrid que de Criptana.

Soy de aquí aunque nací en Madrid por una circunstancia muy rural de entonces, partos complicados. Llevo muchos años en Madrid donde hice mi vida profesional y personal pero ¡qué va! Yo soy de aquí, de Criptana. Uno es de donde uno crece, es cuando se vive la etapa más vital y se está creciendo hasta los 18 años que es a la edad en la que me marcho a Madrid a estudiar.

“Uno es de donde crece y yo crecí aquí, en Campo de Criptana”

-¿Qué aprendiste en esa etapa?

Todo, todo, todo. Es que además a mí me liga a la tierra el que mi padre fuera agricultor. Así que tengo aún más arraigado el sentido de las raíces y del origen. Siempre me acuerdo de las uvas de Noche Vieja, yo soy de las uvas ya casi pasas colgadas en la cámara de casa en plena vendimia. Entonces las veía feas y pasadas y soñaba con uvas en papel de celofán, gordas y regordas y ahora no puedo tomar uvas de celofán. Mis raíces tienen mucho de esas uvas pasas de Noche Vieja.

-Te vas a Madrid a estudiar ¿Cómo fue ese Madrid? ¿Coincides con Ana Iris cuando dice que al final Madrid no era para tanto?

Soy de alguna generación anterior a Ana Iris y para mí Madrid sí fue para tanto. Salía los lunes en el bus Arteaga muy temprano, a las 6 de la plaza e iba a clase casi directamente. Llegué al Madrid de los 80. Era y soy inquieta y todo me levantaba curiosidad. Soy periodista porque me gusta conocer la vida de los demás lejos del aspecto del cotilleo. Cualquier historia que me cuentas me encanta, las grandes y pequeñas. Me interesa la vida de los demás, cómo piensan, viven, reaccionan… y de esas vivencias aprendo y adorno mi vida. Y claro, fui a parar a una residencia en Julián Romea de religiosas, fantástica, en un barrio muy universitario y ya allí mismo me encontré con muchas vidas.

-Veo que estudiaste Publicidad y Relaciones Públicas una de las ramas de Ciencias de la Información ¿qué pasó con el Periodismo? ¿Vino después?

Mira, te cuento. Con 18 años no tenía demasiado claro lo que quería hacer y me matriculo en Publicidad y según salgo de la fila digo –me he equivocado, lo que quiero hacer es Periodismo-. Me vuelvo a poner en la cola y pido cambiar y me dicen que ya es tarde. Entonces me plantee –si yo le digo a mi padre que me he confundido y que según me matriculo me doy cuenta que me he equivocad tras el esfuerzo que ellos hacían…- Así que me dije –hago Publicidad y Dios dirá, ya veremos-. Y eso estudié y cuando terminé la carrera ya sabía que quería trabajar en periodismo así que me meto en la radio, convalidé asignaturas y tras unos años me habilitaron los estudios de Periodismo. De hecho, trabajé en una agencia de publicidad y no me gustaba, no era lo mío. Me reoriento al periodismo y tengo suerte en esos inicios.  

“Me gusta vivir, contar lo que vivo y descubrir a la gente”

-¿Eres de esas profesionales que pueden decir que la radio te encontró a ti?

Sí y es que así fue. No puedo decir que nací para la radio aunque me gustaba mucho la radio y siempre estaba puesta en casa RNE. En mi casa las señales horarias nos marcaban horarios, unas señales que luego han marcado tanto mi vida.

-¿Y cómo llegó la radio a ti?

En Alcázar estuve en Radio Rato en mis primeras prácticas con un programa infantil “Wuachilandia”. Llego a Radio 16 acompañando a un amigo y estaban haciendo pruebas para chicas en informativos y me presenté. La prueba fue lamentable, yo no estaba para nada puesta en la actualidad hasta tal punto que cuando me pasan el texto para leer en vez de pronunciar Yosu Ternera cogí y dije Josu Ternera, así de pancha con la jota. Debieron pensar que puliéndome podría hacerles un buen papel y me cogieron. De ahí pasé luego a la SER donde sigo y el terreno fue rodado. No me costó entrar en la SER donde me llamaron en Gran Vía.

-¿Cuesta más entrar o mantenerse?

Cuesta más mantenerse y ahora que pasamos por mil cambios ni te cuento. A mí llegar no me costó nada, tuve mucha suerte y es que en esta vida hay que trabajar y mucho pero yo también doy mucho valor a la suerte. Tanto la buena como la mala te buscan y te encuentran. Es mucho trabajo conseguir lo que quieres pero ahí está también la suerte y esta no es cuestión de la persona, simplemente te la encuentras.

“Doy mucho valor a la suerte. Tanto la buena como la mala te buscan y te encuentran”

-¿Con qué te has encontrado más? ¿Con la buena o con la mala suerte?

Bueno en lo profesional me he encontrado con más buena suerte, en lo personal ha habido de todo. En este aspecto me siento como la mujer manchega que es como un junco, me dan palos y me levanto. 30 años en la radio y además en la misma empresa y eso es tan difícil de encontrar hoy en día... Yo he perdido muchos buenos compañeros y profesionales y no eran peores que yo ni mucho menos. Todo es un azar y a veces hay que dejar que la vida te lleve porque es más sabia que tú misma. Hay que aprender a dejarse llevar por la vida y a mí me ha llevado por lo bueno y lo malo.

-¿Qué hay detrás de 30 años de radio como periodista?

Mucho trabajo, soy muy currante. Pero fíjate he vivido tanto, son tantas vivencias… que si no necesitara el dinero para vivir podría ser hasta mi hobby. Igual me monto en el avión con el rey que igual me voy a Madrid a un poblao chabolista a hacer entrevistas, a un hospital con personas que padecen enfermedades raras o con niños enfermos de cáncer. Me han contado y he escuchado muchas historias con el privilegio de poder a su vez contarlas y darles voz.

“He vivido tanto y tantas experiencias como periodista que este trabajo podría ser mi hobby”

-Bueno la enfermedad y la muerte las has vivido muy cerca y muy joven pierdes a tu marido, Luis. Eso no te lo tuvieron que contar.

Pues no y todavía me estremezco. Pasé por una etapa personal horrible, horrible, horrible y el trabajo me sacó porque me ocupaba. ¿Te puedo contar una historia que es mi historia?

-¡Claro! Cuenta.

Fui al hospital de la Paz a grabar a los niños enfermos de cáncer en una fiesta de Navidad. Y estaba sonando la canción “Hoy toca ser feliz” de Mago de Oz que desde entonces es mi himno. Y veo a esos niños y yo con mi tragedia y me pregunté -¿hay algo más duro que lo que yo tengo?-. Sí, ser madre y tener un hijo a quien le queda dos telediarios. Y cuando suena la canción y ves a esas madres y esos niños cantando y con una sonrisa sincera… me dije  -María para delante-. Aprendí que tenía que superar y que no me podía venir abajo ni por una tragedia ni por dos ni por tres. Hay que vivir porque la otra opción era encerrarme y enterrarme en vida, tenía que vivir por los demás, por mis hijos. Ese día, María Manjavacas cambió de chip, con esa canción de Mago de Oz, en el hospital La Paz, entrevistando a esos niños que pasaban la Navidad con cáncer. Ese justo día comprendí que tenía que volver a ser yo y para delante. Eso es lo que nos brinda a nosotros el periodismo, ves muchas vidas.

“Ese día, con esa canción de Mago de Oz, en el hospital La Paz, entrevistando a esos niños que pasaban la Navidad con cáncer comprendí que tenía que volver a ser yo y para delante”

-En medio de la vorágine informativa que vivimos ¿el periodismo es capaz de humanizar?

Claro que sí, a mi sí. Vivo en la vida y el periodismo me acerca a la vida. Me ha humanizado y ayudado. Y yo reivindico el periodismo, claro que lo reivindico. Ahora está denostado, en el fondo del pimpampum y hay que saber distinguir. Sí, señores hay un periodismo muy malo pero la mayoría es muy bueno. Me encanta y reivindico la dignidad en el trabajo periodístico, un trabajo que está en líneas generales muy mal pagado. Hay nuevas formas que siguen estando mal pagadas y si nos referimos a redes sociales es un periodismo de titulares que yo no comparto. El periodismo social es más duro pero también más reconfortante. Me encanta conocer a la gente que he conocido. Cubro la vida real y la real vida y eso humaniza y ayuda a vivir la vida.

“Cubro la vida real y la real vida y eso humaniza y ayuda a vivir la vida. Me encanta”

-Háblanos de esa real vida.

Sí, llevo 16 años como corresponsal de la Cadena SER en la Casa Real y el espectro es amplísimo. Ahí está la abdicación del rey y proclamación del Felipe VI; viajar con ellos y a veces en el mismo avión; cubro la vida institucional donde tampoco faltan los actos aburridos pero tengo, te aseguro, muy bajadas las escaleras y vivo en la vida real.

-Cuéntanos algo de la Casa Real ¿Algún día escribirás un libro?

Pues igual sí pero a mí se me da mejor hablar que escribir. Soy de radio y será cuando tenga tiempo.  Es verdad que estoy viviendo en primera fila la historia que luego se estudia en los libros.

-Adelántanos algo de ese libro ¿Cómo ves a nuestros reyes?

De cerca son mucho mejor que lo que aparentan de lejos con una pantalla por medio o micrófono. En la distancia corta ganan pero es una particularidad que no la puede ver todo el mundo. Creo que el rey emérito ha tenido muchos errores pero Felipe VI de momento lo está haciendo impecable, una buena labor en un tiempo muy difícil. Entiendo que en el barullo político y entre tanta rama no se ve la hoja y creo que está haciendo ahora mismo un buen papel. Y lo está haciendo desde la discreción, la prudencia y la buena cabeza.

-¿Te defraudó el rey emérito?

Sí. Se oía mucho y siempre era la misma cantinela pero no imaginaba lo que sabemos ahora. Eso sí, he de reconocer que ha tenido un papel institucional en la primera parte de su reinado magnífico; fue uno de los grandes artífices de la democracia. En esta vida se puede tener una parte noble y otra innoble por eso hay que agradecer y reconocer la que se ha hecho bien y censurar lo que se ha hecho mal. Yo agradezco la primera parte histórica y la última parte yo la tengo que censurar. Tuvo muchas luces al principio y una tremenda sombra al final y claro el legado que ahora pasa…

-¿Con qué momento de esa historia te quedas?

Sin duda con la abdicación y proclamación de Felipe VI. Nunca pensé que viviría ese momento histórico. Y te digo una cosa, por esos momentos ha merecido la pena toda mi vida periodística.

-Hay otra parte muy importante en tu trabajo y en tu vida, el apoyo a las personas enfermas y en especial con cáncer.

Una enfermedad tan fea y tan dura…Tras la enfermedad de mi marido aumenta mi sensibilidad  y hago todo lo humanamente posible para ayudar y apoyar. El año pasado la Asociación de Familiares de niños enfermos de cáncer me dieron un premio y ¡qué bien me sentó! Un premio chiquitito, discreto pero para mí fue muy grande.

“Hago todo lo humanamente posible y que puedo para ayudar y apoyar a las personas enfermas y en especial a las personas enfermas de cáncer”

-Hablas de la mujer junco. Explícanos.

Siempre he pensado que la mujer manchega es una mujer junco, te dan golpes y te levantas. A mí la vida me dio un palo brutal y sí me he levantado, he vuelto a vivir otra vez y a ser feliz tras una grandísima tragedia. Soy mujer junco como la mujer manchega.

-¿Y qué tienes de chica Almodovar?

Yo, mucho. Para empezar mi madre era madre Almodovar y yo me parezco mucho a ella. Que si el refranero, ese sentido irónico del humor muy manchego y cuando veía a la madre de Almodovar veía a mi madre. Me veo reflejada en “Volver” y mira, no conozco a Almodovar.

-¿Cómo ves el tratamiento que se está dando al tema de la mujer y la igualdad?

Yo creo que el papel de la mujer se activa, se resuelve y consolida actuando la mujer. Déjala actuar y ella sola se reivindica. Tú misma con lo que haces te reivindicas y no necesitas a nadie que te venga a decir y reivindique por ti una cuota. Tenemos muchos altavoces y hay que tratar las cosas de forma más natural. En cualquier caso es un tema muy complicado.

-¿Cómo ves Criptana?

Pues un pueblo muy cultural, artístico que se mueve mucho, con mucho ángel, mucho estilo y poderío y tiene gente muy brillante. Y sobre todo mucho arte, por donde vas te encuentras artistas. Tenemos una tierra para presumir y un pueblo inquieto que se transforma. Es como un reducto muy cool y muy vivo. Cuenta con una élite muy avanzada y creativa y es que es tierra de Quijote.

 “Tenemos una tierra para presumir y un pueblo inquieto que se transforma”


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