María José Pérez Pérez, un año de presidenta de Bodegas Símbolo y Cooperativa Ntra. Sra. de Criptana

 “En tiempos raros no queda más que ser optimistas porque de lo contrario esto se para”

Laura Figueiredo (29 de agosto 2022).- Le hubiera gustado que el silo luciera unos dibujos más bonitos y agradables para la vista aun así lo prefiere pintado que sin pintar. El silo es compañero de su trabajo al otro lado de la ventana, Desde su despacho ejerce dos funciones: asesora técnico y presidenta de Bodegas Símbolo-Cooperativa Ntra. Sra, de Criptana. Le gusta así, el nombre completo porque su devoción por la patrona de la localidad es grande. En agosto ha cumplido un año al frente de esta empresa cooperativa, algo que en ningún momento pasó por su cabeza pero a lo que no quiso decir -no- cuando se lo propusieron. Era consciente de que podía aportar siempre que tuviera un buen equipo y sobre todo, era un reto profesional al que no debía renunciar.  “Al final, señala, me presenté, hubo muy buena respuesta y aquí estoy”.

Es María José Pérez Pérez, una mujer que sabe de lo que habla y que lejos de ser una “aterrizada” en medio del campo ha crecido en él y ha tenido las mejores clases prácticas pisando lo propio y familiar. Su vocación le llevó a estudiar Técnico Agrícola para trabajar como asesora técnico en diferentes sitios. Desde 2017 desempeña esta labor en la cooperativa criptanense. Conoce bien el mundo de las subvenciones, plazos, solicitudes, reclamaciones, inspecciones, normativas… papeles y más papeles que desde hace ya mucho tiempo inundan la vida del agricultor.

María José sabe que no es frecuente ver a una mujer como presidenta de una cooperativa y más si hablamos de una cooperativa agraria. Un mundo de muchos hombres visibles y muchas mujeres invisibles. Las cosas, nos cuenta, van cambiando y opina que la primera que debe cambiar es la propia mujer para no ponerse limitaciones profesionales. Claro que nuestra entrevistada sabe que para ellas la cuesta arriba siempre es más larga y empinada.

Con María José hablamos de la cooperativa, de la importancia de contar con trabajadores contentos en sus trabajos, del cambio de mentalidades fuera y dentro de las cooperativas, del camino hacia unas empresas que lejos de la supervivencia buscan rentabilidad y beneficios… Temas complicados en tiempos raros pero ante los que “no queda más que ser optimistas porque de lo contrario esto se para”.

Y con María José Pérez ya son dos mujeres bien válidas las que presiden las dos cooperativas vinícolas de Campo de Criptana.

-María José, por parte de padre eres de los Lino, eso significa que el campo no es nada nuevo para ti.

En mi familia no ha habido otro medio de vida que no fuera la agricultura. Mis hermanas y yo hemos crecido en el campo, siempre echando manos.

-Entonces es más fácil entender que estés de presidenta de una cooperativa vinícola.

Pues supongo que sí. Sobre todo, para la gente y familias que nos conocen y lo ven con toda naturalidad, dentro de un proceso lógico.

-Y en ese proceso están tus estudios y tu experiencia laboral.

Sí, ingeniero Técnico Agrícola. Empecé a trabajar en Tomelloso en la cooperativa de hortícolas como técnico en sanidad vegetal. Después, seguí trabajando en la Cooperativa de 2º grado, Baco para empezar aquí en 2017. Llego ya con experiencia en todo el trabajo de asesoramiento a agricultores y gestión: PAC, restructuración de viñedo, incorporaciones de jóvenes, planes de inversión y todo el papeleo que te puedas imaginar. Además, paralelamente, está el trabajo de campo para detectar problemas, hacer muestreos, tratamientos… Esa ha sido mi misión.

-Hasta que se suma la de ser presidenta de la Cooperativa Ntra. Sra. de Criptana ¿Cómo llegas a la presidencia?

En diciembre de 2020 se me sienta José Manuel Díaz-Ropero ,–mi presidente- como me gusta decirle, y me lanza la propuesta; algo en lo que nunca había pensado. La propuesta no me asustó pero me sorprendió. Lo primero que me vino a la cabeza fue un –no- pero luego valorándolo… pensé que es verdad que ya tenía un camino andado importante a favor del- sí-. Conocía a los socios, el mecanismo y funcionamiento de la cooperativa y luego estaba la parte personal de asumir un reto. - ¡Venga! ¿por qué no?-. Pasaron las fiestas y respondí que sí y me lancé. Contaba con el apoyo de consejo rector y de compañeros; un buen equipo que es lo básico y es con quien haces el camino.

“La propuesta para ser presidenta no me asustó pero me sorprendió”

-¿Miedo, nervios…?

Nerviosa una semana antes de las elecciones. Si salía elegida, nervios por la responsabilidad y si no recibía el suficiente apoyo lo veía como una no aprobación al trabajo que venía haciendo en la cooperativa.  Al final, sí hubo muy buena respuesta y aquí estoy.

-¿Qué pensabas que podías aportar?

Creo que aporto compañerismo, buen ambiente, escucha… Tengo muy claro lo esencial que es para el funcionamiento de una empresa sus trabajadores. Que la gente esté a gusto y trabaje bien al margen de los conocimientos y experiencia que cada uno pueda tener. Un clima desagradable lleva a muchas empresas a avanzar menos de lo que podrían.

-Mujer, máxima responsabilidad y sector agrario, no es habitual ver nombres femeninos ¿Nos silenciamos nosotras mismas muchas veces?

Bastante ya nos han silenciado como para que ahora nosotras nos echemos a un lado. Hay que comprender que cargamos con mucho dentro y fuera del mundo laboral y en el momento en que se presenta una oportunidad profesional pues se nos hace cuesta arriba compaginar todo. Yo no tengo familia al día de hoy y eso tal vez me ha facilitado la decisión. Las mujeres debemos estar y para ello hay que saber pedir ayuda, dejarnos ayudar y confiar.

“Bastante ya nos han silenciado como para que ahora nosotras nos echemos a un lado”

--Sin embargo, la mujer siempre ha estado muy relacionada con el campo.

¡Claro que sí! pero en la sombra. Siempre en las tareas de casa y en cuanto tenían un rato, al campo. Es verdad que desde las administraciones se va luchando y se dio un gran paso con el tema de la titularidad compartida, una forma de dar visibilidad a la mujer y permitir que coticen por un trabajo que antes ni se veía ni se pagaba de ninguna forma. A pesar de ello hay que seguir avanzando. Mira, en la cooperativa ya hay tres titularidades compartidas; todo un logro pero no deja de ser poco si tenemos en cuenta que somos 410 socios activos.

 -¿Te has sentido alguna vez discriminada?

No, se me ha tratado con respeto y bien.

-¿Bodegas Símbolo o Cooperativa Ntra. Sra. de Criptana?

Las dos cosas y me gusta que aparezcan las dos que a la patrona le tengo mucha devoción. Bodegas Símbolo es el nombre comercial del que nos sentimos muy orgullosos.

-¿Con qué cooperativa te encuentras cuando llegas a la presidencia hace casi un año?

Con una cooperativa que está creciendo, en progreso y seguimos haciendo buenos vinos. Este año hemos tenido varias medallas y premios con un departamento que cuenta con una nueva enóloga, Esperanza Muñoz Huertas, que era ayudante de laboratorio. Pues eso, una cooperativa en progreso, creciendo y con ganas de hacer lo posible por tener buenas liquidaciones para sus socios.

-¿Ha costado cambiar mentalidades?

Pues ha costado y sigue costando. Las cooperativas tienen un lastre, se las identifica con empresas de segunda cuando es todo lo contrario. Nosotros somos una empresa que facturamos 10 millones de euros al año, haciendo un montón de cosas en tecnología, productos, trabajamos con clientes con potencial y capacidad para que nuestros vinos acaben en muchos paladares de todo el mundo. Sin ir más lejos, uno de estos clientes es Martini que usa vino base de nuestra cooperativa. Sí, cuesta cambiar las mentalidades de fuera, de las empresas para que no nos vean como empresas de segunda.

“Las cooperativas tienen un lastre, se las identifica con empresas de segunda cuando es todo lo contrario”

-Y a las mentalidades de dentro de la cooperativa ¿les pasa lo mismo?

¡Ya no! Cambió y ese cambio de los socios y la directiva es la que ha hecho que la cooperativa pase de ser una empresa de subsistencia a una empresa para generar beneficios. Costó la contratación de un técnico, de un gerente que dirija y organice… ha sido un proceso largo y siempre ha tenido que haber alguien que tirara de ese cambio. Ferias, premios, concursos, catas, inversiones, gasolinera… El anterior presidente, José Manuel Díaz-Ropero estuvo 22 años al frente de la cooperativa y él junto a su equipo tuvo mucho que ver con este cambio.

“El cambio de mentalidad de socios y directivas es lo que ha hecho que las cooperativas pasen de ser una empresa de subsistencia a una empresa para generar beneficios”

-¿Qué pasa con el campo y sus eternas reivindicaciones? Cuando empezaban a ocupar titulares y casi a entrar al Ministerio vino la pandemia que paralizó todo.

Creo que la pandemia ha sido algo positivo para el campo. Un sector que no paró en pandemia, ahí estaba el agricultor o ganadero al pie del cañón y se valoró. La pandemia hizo que se valorara, aunque fuera solo un pelín, el trabajo del agricultor y ganadero y sobre todo entre quienes viven en las grandes ciudades. 

-¿En qué ha repercutido?

Pues en muy poco o nada. Ahora además estamos en una situación muy rara. Hay mucha incertidumbre, tiempos extraños, tiempos de ir sobreviviendo y de intentar disfrutar lo que podamos. Desde que vino la pandemia nos creemos todo.

“En pandemia se valoró el trabajo del campo pero ha servido de poco o de nada”

-¿Tenemos más motivos para ser optimistas que pesimistas en estos tiempos raros?

Pues es que no nos queda más remedio que ser optimistas de lo contrario esto se para.

-¿Y cómo ves la relación campo-jóvenes?

Pues aquí en Criptana tenemos la suerte de que hay un relevo generacional que viene empujando con muchas ganas. Es cierto que tampoco andamos sobrados pero quien apuesta por el campo lo hace con muchas ganas y pasión. El campo sigue teniendo una imagen de dureza y ya no es lo que era. La tecnología, la maquinaria… ha suavizado el trabajo. El campo se está volviendo mucho más atractivo.

“El campo se está volviendo mucho más atractivo y hay un relevo generacional que viene empujando con ganas”

-Como técnica ¿haces más trabajo de papeles o de campo?

Más de papeles que de campo pero infinitamente más.

-¿Con qué vino te quedas?

Pues… es el momento de brindar con nuestro nuevo vino, Burbrujas, un chardone espumoso dulce en homenaje a la mujer y que está gustando mucho.

-Una curiosidad ¿Cómo se trabaja con vistas al silo?

No se trabaja mal. Es verdad que el dibujo en sí no es lo que esperábamos. La idea como manifestación contra el acoso escolar me parece muy loable y todos la apoyamos pero sí que es verdad que el trabajo podía ser más visual, más bonito. Aquí en la bodega siempre hemos sido muy pro pintar el silo y yo prefiero que esté pintado a que no lo esté. Soy de las que pienso que el silo debería tener su uso, seguir siendo almacén de cereal y mira en que tiempos tan apropiados estamos.

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