Manuel Manjavacas, primer policía local de la era democrática
“Me da miedo la jubilación y terminar siendo un jubilado triste”
Foto, Luisa Díaz-Hellín
Laura Figueiredo.-Es difícil que nuestro entrevistado se aburra porque son muchas sus aficiones. En cualquier caso conoce bien lo que hacen las personas cuando se jubilan: apuntarse a algún taller y sobre todo pasear mucho y bien temprano por la mañana. Un madrugón que este policía local recién jubilado no termina de entender y más cuando se tiene por delante todo el día.
Es Manuel Manjavacas Enguidanos, Manolo el policía, que tras 40 años de servicio en el cuerpo de la Policía Local de su pueblo, Campo de Criptana, cuelga su uniforme. Una jubilación que ha ido retrasando lo más posible y que se ha pensado mucho porque serán muchas las cosas que echará de menos. Así lo contaba en su perfil de Facebook, una ventana a la que se asoma con cierta frecuencia y que califica de pequeña afición. Sus aficiones son otras y espera ahora poder disfrutar de la bici, de la amistad y del tenis si el codo le deja.
Manolo nos cuenta con orgullo que fue el primer policía local de la etapa democrática de los ayuntamientos y que ha trabajado con los seis alcaldes que desde entonces ha habido en el municipio. Tiene mucho que contar en un trabajo que “atiende muchas pequeñas cosas que hacen que un pueblo vaya mejor”. Por eso lamenta que los vecinos no conozcan la labor del policía local y reconoce que se comunica poco del trabajo diario de este cuerpo.
Nuestro policía nos habla de anécdotas y otras que no lo son en absoluto porque en su trabajo y más durante cuatro décadas ha visto de todo y ha visto también cómo Campo de Criptana y sus vecinos han ido también cambiando.
Manolo está satisfecho de haber hecho su trabajo lo mejor que ha sabido y podido, de haber ayudado a los criptanenses y de haber siempre intentado siempre aportar su grano de arena para mejorar la convivencia en el pueblo.
-40 años ¿Han pasado rápidos?
Pues lo que no tiene esta profesión es aburrimiento. Hay días tranquilos y otros que no paras: tráfico, llamadas, accidentes de coche o laborales, atención en la calle a viandantes o en los domicilios, transeúntes… Es una profesión muy variada en la que entra todo.
“Ser policía local es una profesión muy variada en la que entra todo. Es difícil aburrirse”
-¿Y crees que ahora en la jubilación te vas a aburrir?
Aburrirme no, pero es verdad que voy a echar de menos esta profesión que estás tan en todos los lados. Me dicen que ahora me vaya al campo a podar y claro, no tiene nada que ver. Voy a echar de menos ese movimiento y tanta gente con la que te relacionas y que ves desde esa ventana tan “bacinota”. En fin, si echo la vista atrás te digo que echaré de menos a los niños que me dicen que quieren ser policías y que luego se olvidan para dejar de hacer de polis buenos; a las madres que todas las mañanas me saludan en la entrada de los colegios; a mis amigos de la tercera edad que te dicen donde hay que poner el paso de peatones en la carretera de Nieva, mercadillo… y te lo recuerdan todos los martes; a los niños de "Las charcas" que cruzaban la carretera en los primeros años de los ochenta por el paso frente al antiguo bar Manzaneque, los reconozco a todos. En fin… a las mujeres recién salidas de la peluquería que no se ponían el casco y te decían –anda hermoso…- En fin echaré de menos muchas cosas pero no me voy a poner nostálgico con batallitas.
-Seguro que tienes muchas cosas que hacer.
Soy activo, juego al tenis, cojo la bicicleta siempre que puedo… y sigo casi con el mismo ciclomotor de hace años. Tendré que apuntarme a algún taller que es lo que hacen los jubilados y ponerme a andar muchísimo y bien temprano. Eso es lo que he observado en los jubilados que a las 6 de la mañana ya están andando y no lo entiendo con todo el tiempo que tienen por delante. ¡Qué prisas! ¡Qué necesidad habrá de ir a esas horas! Yo no sé qué haré pero veo a jubilados que lo llevan bien y hacen vida social pero otros terminan solos y tristes paseando al perro mañana y tarde. Eso no me gusta y espero no ser uno de ellos pero nunca se sabe.
-Veo que te ha costado jubilarte.
Me daba miedo jubilarme por eso me he jubilado un poco después. Lo he ido retrasando y lo he prolongado lo más posible por ese miedo a ser un jubilado triste.
-Siempre queda el Facebook.
Me entretiene pero siempre y cuando la gente realmente dice algo y hay un contenido que merezca la pena. Pero no es lo habitual, ten en cuenta que se puede hablar de poquitas cosas. No puedes hablar de política, religión, deporte... Facebook es un pequeño entretenimiento pero no es mi hobby.
-¿Cómo llegas a ser policía local?
En aquellos años era la Policía Municipal y entrábamos con poca preparación porque la Academia no se inaugura hasta 1992. Todos habíamos dejado el volante, la paleta y la llana, y en mi caso, las tijeras de podar las viñas. Unos vecinos, allí mismo en el campo, me dicen que están buscando policía para el pueblo y no me lo pienso. Eran tiempos de cambio, se acababan de estrenar los Ayuntamientos democráticos. Fui el primer policía local de "la era democrática". He trabajado con los últimos seis alcaldes, desde Antonio González a Santiago Lázaro.
-Puedes contar muchas cosas ¿Has disfrutado de tu trabajo?
Pues el caso es que no es un trabajo agradecido, la gente se queda con que lo denunciaste una vez y ya no te perdonan y parece que tenemos la culpa de muchas cosas. Hacemos mucho pero eso no se ve o no se conoce. Trasciende lo negativo pero no se cuenta las personas a las que ayudamos de tantas maneras. Que si un coma etílico, que si una persona que se cae en la calle o a cuántas personas hemos ayudado en sus propios domicilios cuando se caen y te llaman en medio de la noche. La verdad es que en esos momentos tienes ese agradecimiento particular y personal pero no es un reconocimiento general. Lo bueno no trasciende.
“La gente se queda con que lo denunciaste una vez y ya no te perdonan y parece que tenemos la culpa de muchas cosas”
-¿Ha cambiado vuestro trabajo?
Yo me incorporo en 1980 y empezamos sin coche de policía y sin walkies y llegabas a los sitios pero casi siempre tarde. ¡Con menuda cara te presentabas en un robo dos horas después! No había forma de comunicarnos en el 80. Nos pusieron una emisora de radioaficionado y allí se mezclaban todas las conversaciones, un lío. Esto ya fue en el 85 y ya era por lo menos una manera de darnos avisos. En los 90 o poco antes se pone en marcha el servicio de Emergencia Ciudad Real, el famoso 1006 y eso salvaron muchas vidas, significaba que teníamos médico, ambulancia y bomberos en Alcázar. Entonces en plantilla éramos 10 o 12 agentes y ahora somos 17. También es verdad que en los primeros años los vecinos se apañaban más entre ellos y gracias a eso se podía superar la escasez de servicios municipales.
-¿Se os exige más ahora?
Ahí están las ordenanzas, hay más requerimientos. Mira, otra cosa que ha cambiado mucho y en los últimos años ha sido la sensibilidad con los animales: que si hay un perro suelto y abandonado, que si llueve y se moja; que si hay un vencejo y una paloma… y es que si fuera una especie protegida… pero anda que una paloma. Hace 30 años la paloma la echaba al cocido pero ahora… ¡Madre mía! No quiero herir a nadie pero es que es así y es algo muy bueno pero no podemos solucionar todo. La población nos demanda más cosas y es que todos enseguida tiramos del móvil y cualquier cosa que vemos mal pues a llamar a la policía.
-Ha aumentado la sensibilidad con los animales mientras que el tráfico se ha multiplicado por mucho.
Pues podríamos usar más la bici o las piernas en el pueblo. Hay un exceso de tráfico y para ser un pueblo se usa demasiado pero claro cada uno tiene sus motivos. Al 90% de los niños se les lleva y recoge en coche en la puerta del colegio prácticamente. Usamos demasiado el coche. Antes estábamos en los colegios para proteger al niño que cruzaba ahora estamos para dirigir el tráfico de los padres que van a llevar a los niños.
“Hay un exceso de uso del coche. El 90% de los niños van en coche al colegio”
-¿El orden del tráfico ha mejorado?
Muchísimo. Antes prácticamente todas las calles eran de doble dirección y una fila de estacionados. El Pozo Hondo hasta hace poco era un jeroglífico y ahora ya necesita una nueva revisión. Aquí los vecinos todos protestan mucho y cualquier cambio crea polémica pero luego las cosas se calman y se ve la mejoría generalmente. La gran mayoría de cambios han sido acertados pero es verdad que cualquier cambio el Ayuntamiento se lo piensa mucho. Las soluciones se ponen siempre cuando no hay más remedio y siempre vamos con retraso.
-¿Y la gente ha cambiado mucho?
Somos menos brutos. Se nota la educación, hay más aunque no lo parezca. Antes había más peleas entre vecinos y en las puertas de las discotecas como Las Musas, Bohemios o Nivel. Ahora difícilmente llegamos a las manos. También las noches de los fines de semana han cambiado, ahora hay más coche y antes iban andando de un sitio a otro y de paso alguna que otra pandilla hacía alguna gamberrada rompiendo señales de tráfico, bombillas, la cabina de teléfonos, un petardo y otro petardo… Ahora las noches son menos conflictivas aunque han aumentado los accidentes de coches. También creo que los jóvenes son más conscientes a la hora de conducir y beber.
“Ahora somos menos brutos, antes había más peleas entre vecinos o a las puertas de las discotecas”
-¿Ves más sentido cívico?
Eso es otra cosa, se sigue ensuciando mucho la calle, se aparca mal y lo de los pasos de cebra parece que empezamos a saber para qué sirven. Se funciona a base de multa, si no te cuesta el bolsillo…
-¿Cuál es la infracción por la que has puesto más multas?
Estacionamientos prohibidos sobre todo en los vados.
-¿Y por no llevar casco en la moto?
Pues hubo unos años en los que se ponían multas a los chicos porque nadie llevaba casco. Ahora lo que pasa es que han desaparecido los ciclomotores, los jóvenes prefieren un móvil de última generación y se esperan unos años para sacarse el carné de coche. En el instituto por las mañanas había 40 y 50 ciclomotores estacionados y eso era la guerra. El que iba en la moto nueva lo que le gustaba es que las chicas le vieran y presumir y con el casco pues no se le reconocía. Había que fardar. Pero es que quien se compraba coche nuevo también se pasaba la tarde paseando de un sitio a otro para que todos le vieran bien.
-¿Y a las señoras cardadas sin casco también les ponías multas?
Jajaja. Yo pocas he puesto y es que me decían – hermoso que acabo de ir a la peluquería- y a ver qué hacías. Eran otros tiempos. He respetado mucho los cardados de las chicas que venían de la peluquería y sin casco.
“He respetado mucho los cardados de las chicas que venían de la peluquería y sin casco”
-Pues ya sabes que la Policía Local tiene fama de no hacer nada.
Claro, es un sambenito sin duda. Nos falta dar a conocer lo que hacemos. El caso es que todos sabemos lo que hace la Guardia Civil porque enseguida lo comunican y sale en los medios. La Policía Local hace cosas pequeñas pero importantes y es que nosotros mismos muchas veces no les damos la importancia que merece porque es nuestro trabajo y nuestro día a día. Tendríamos que tener un portavoz que informara semanalmente y eso no lo tenemos.
“La policía local atiende muchas pequeñas cosas que hacen que un pueblo vaya mejor”
-Lo mejor de tu trabajo.
Pues humanamente te digo que estoy contento de haber podido ayudar a los ciudadanos a resolver problemas o a los indigentes procurarles una manta y que no durmieran en la calle. No podía ver a estas personas cuando dormían en el atrio de la Iglesia. El poder ayudar a la gente en algún apuro o dificultad es una satisfacción.
-¿Lo peor?
Los hechos luctuosos. Habré asistido a unos veinte, entre accidentes de tráfico y suicidios. Dos amigos, un joven vecino, el mejor amigo de mi padre… todos muertos en accidentes en nuestras calles. Muchos suicidios, los más desgarradores esos hombres que no llegaban a los treinta años que decidieron irse. Y ya para terminar mi periplo, mi propia hermana. Pero fíjate, no olvidaré nunca el accidente al que asistí a los tres meses de servicio en la policía, un tractor arrollado por el Talgo con un fallecido y me encuentro que es Damián, el mejor amigo de mi padre. Esas cosas no las olvidas nunca.
“Lo peor es encontrarte con personas que se suicidan y sobre todo si son jóvenes y encima conocidos e incluso familia”
-Y malos tratos ¿hay más de los que pensamos?
Eso es otra de las cosas dolorosísimas para todos los policías. Cuando llegas a una casa y ves a unos críos en medio de un matrimonio tirándose los trastos a la cabeza y los pequeños llorando. Eso te desgarra el corazón. Hay mucha violencia soterrada.
-¿Dónde estabas tú cuando asesinaron a Inmaculada Arteaga?
Pues trabajando esa noche. Se personó allí un chico diciendo -hay un hombre con un abrigo negro y creo que está muerto en la sierra-. En la inspección con anterioridad ya el hermano de Inmaculada había dado el aviso de que no había vuelto a casa. Piensas en un indigente o algún borrachín que ha quedado en la sierra. Cuando llegué vi que era una chica con el abrigo negro puesto. Era un domingo por la mañana y ya comenzó todo.
-Lo más difícil.
Tener que denunciar a tus propios vecinos o familiares. Ser poli en tu propio pueblo es complicado. Y eso que damos mucha vaselina.
“Ser poli en tu propio pueblo es complicado. Y eso que damos mucha vaselina”
-Te jubilas satisfecho con tu trabajo.
Tengo la satisfacción personal de haber hecho mi trabajo lo mejor que he sabido y he podido. Me queda la satisfacción también de haber sacado a una persona de un incendio de su casa en los pisos frente a la gasolinera hace muchos años. Era en los pisos de Manzaneque y faltaba una persona por salir y todos me miraban a mí así que pasé casi a gatas. Intuí una figura ya desorientada y la agarré y tiré para fuera de él. Le vi entre el humo y le saqué como pude.
“Tengo la satisfacción personal de haber hecho mi trabajo lo mejor que he sabido y he podido”
