Los santos frioleros abrieron sus puertas y las campanas sonaron en Campo de Criptana

San Antón, San Sebastián y la Virgen de la Paz, entre las ganas de volver a lo de siempre y el paréntesis de la pandemia

Laura Figueiredo (1 de febrero de 2022).- Durante los últimos tres fines de semana se han dejado oír en Campo de Criptana las campanas de las tres ermitas que anunciaban que sus puertas se abrían para la visita y devoción a los Santos Frioleros, San Antón, San Sebastián y la Virgen de la Paz.  Un sonido que a muchos nos ha alegrado pues señalaba una vuelta a lo que el año pasado no fue posible, la celebración de tres fiestas que forman parta de la tradición, santoral y costumbres de la localidad manchega en el mes de enero.

Las campanas nos han llevado a unas celebraciones a medio gas, sin procesiones, zurra, titos, hogueras… pero con devoción y ganas de volver a lo de siempre aunque sea poco a poco. “Se ha hecho lo que se ha podido” nos dicen los presidentes de las tres hermandades, lo que aconsejaba el párroco, Juan Carlos Camacho y sobre todo una situación que sigue exigiendo prudencia. Por ello, los actos oficiales se han reducido a las misas en la parroquia presididas por cada uno de los estandartes de estas tres hermandades de gloria y con la presencia de las juntas directivas, representación municipal y feligreses y devotos.

Se volvían a abrir las puertas, y los Santos Frioleros volvían a recibir las visitas de los criptanenses, un rezo, un gracias, una petición ante las imágenes y un rato de charla mientras que siempre hay algún niño, mediano o mayor dispuesto a hacer tocar la campana de cada una de las ermitas.

             

Los tres presidentes de las hermandades, Juan Pedro Muñoz Leal de San Antón, Manolo García-Casarrubios Simón de San Sebastián y Santiago López de la Rica de la Virgen de la Paz coinciden en mostrar su alegría por volver a cierta normalidad. Los tres nos aseguran que lo que hay es muchas ganas de volver a lo de siempre tanto por parte de las directivas como de la gente.

Manolo García-Casarrubios explica que este paréntesis de la pandemia no ha minado la devoción ni enfriado a la junta para retomar, en cuanto se pueda, el programa tradicional. “Cuando esto pueda ser, indica, volveremos a lo de siempre sin ningún problema y ya está”. Es de los que piensan que “la situación no invita a mucha concentración de gente, es lo más sensato y la mejor manera de quitarte problemas” aunque él bien sabe que “la gente opinamos de mil maneras”. El presidente de San Sebastián hace un repaso un tanto nostálgico a “lo de siempre”: competición de fútbol, titos, zurra, hoguera, juegos, churros, tortas… y sobre todo procesión.

A pesar de ello, el barrio de San Sebastián se llenó del olor a churros y tortas en sartén que se encargaban de hacer y vender Tere Angulo y José Vicente de la Guía, los churreros del Santo. Un fin de semana en el que fueron muchos los que se acercaron por la ermita y por la churrería  para no perder en este caso el sabor de siempre.

El presidente de la Virgen de la Paz prefería ver lo que se ha podido hacer en vez de fijarse en lo que no ha podido ser. Ofrenda floral de los niños del CEIP Virgen de la Paz, triduo, misa en honor a la Virgen de la Paz en la parroquia, puertas abiertas sábado y domingo y rosquillas con sonido de fondo de la campana del cerro. Y en medio de todo ello, la imagen y devoción a la Virgen de la Paz que esperaba la visita de sus feligreses. La festividad terminaba además con la buena noticia de la iluminación con luces blancas de la ermita y el entorno mediante una subvención de la Junta de Comunidades.

 

Juan Pedro Muñoz asegura que a ellos ganas para organizar la festividad de San Antón no les falta. De hecho, indica “este año nos dejaron con la miel en los labios”. Los programas estaban ya en la imprenta cuando el párroco optaba por la suspensión de la procesión. Al final, el santo recibió a los feligreses en el día de su festividad con el gorrino sin campanilla a los pies y sin animales a los que bendecir. Hubo misa en la parroquia y faltaron las tortas y la rifa de la cesta aunque la rifa del gorrino sí que vendió papeletas.

Foto Adela Manzanares

También coinciden nuestros presidentes en la bajada de las recaudaciones si se tiene en cuenta además que el año pasado los pobres santos quedaron confinados a puerta cerrada. Los gastos son un hecho si se quieren mantener las imágenes y ermitas. De manera especial podemos señalar la ermita de la Virgen de la Paz “que lleva mucha faena” explica Santiago López de la Rica. “Para que luzca en lo alto del cerro tan blanca y hermosa hay que trabajar y eso lleva dinero”.

Brazos abiertos a nuevas caras y compromisos

Ganas de poder cumplir y disfrutar de los tradicionales Santos Frioleros queda claro que no faltan de lo que hay menos ganas es de renovar y entrar en las juntas de las hermandades. Para ello, estas ermitas también abren sus brazos a nuevas caras y compromisos. Como dice Juan Pedro Muñoz “aquí ya estamos gente muy vieja”. Santiago López de la Rica confía en energías renovadas y Manolo García-Casarrubios invita a la participación aunque tiene claro que mientras él esté, la puerta se abrirá. 

Confiamos en que realmente este paréntesis pandémico no enfríe la tradición y lejos de desanimar a las juntas directivas estas recobren energías, entre gente nueva y se cuente con sus aportaciones y opiniones. 


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