Y el cerro volvió a ser un espacio de encuentro festivo
Laura Figueiredo (30 de enero del 2023).- Tal vez es su nombre, tal vez su balcón abierto a la Mancha o tal vez su sencillez y humildad. Tal vez es todo y más, pero la festividad de la Virgen de la Paz en Campo de Criptana es siempre entrañable.
Subida hasta la ermita por las escalerillas de la fuente del Moco, tomar resuello y mirar el horizonte que invita a respirar hondo y descubrir y señalar lugares del pueblo. Ya toca una zurra y unos titos; entrar y mirar la imagen, toda vestida de blanco y rodeada de flores también blancas. Un rato de oración, porque hay mucho que pedir a la Virgen de la PAZ. Un recuerdo, un rosario o pulsera, una estampa con donativo y unas rosquillas con el sonido de fondo de la campana que recuerda al pueblo entero que es la Virgen de la Paz y toca subir al cerro. El recorrido todos los años me lleva hasta la estufa de Hilarión que calienta generación tras generación en los días de los santos frioleros. A cada paso un saludo y un rato de charla.
Unos días antes fue la bajada de la imagen a la parroquia y el rezo del triduo para el sábado volver a subir al cerro. El domingo misa y procesión por las calles de su barrio, el Albaicín.
La festividad de la Virgen de la Paz ha vuelto a ser un espacio de encuentro abierto y en paz que sigue usos y costumbres tal y como manda la tradición. Detrás, una junta directiva que incorpora poco a poco caras nuevas y jóvenes que aportan ideas sin dejar de conservar lo esencial, la sencillez y la humildad de unas fiestas siempre entrañables.
(fotos FB Virgen de la Paz Criptana y campodecriptana.info)