“He disfrutado más como monitor en los campas del Cristo que como niño, mucho más”
Laura Figueiredo (1 de agosto de 2022).- Sí, tenía claro el enfoque de la entrevista, un joven criptanense estudiante de Historia del Arte en Sevilla, una opción poco común a la hora de elegir estudios de grado. Nada más realizar la primera pregunta, mi entrevistado suma una perspectiva más: su experiencia en el primer año como monitor en los campamentos del Cristo. Durante la charla hay tiempo para todo: para su vivencia en los campamentos y para ese joven que sin dejar de estar en el mundo disfruta de lo que pocos con su edad buscan.
Es Jesús Vaquero Jiménez y como monitor, los campas le han llenado de una carga sentimental fuerte: compañerismo, amistad y la aceptación de cada uno tal y como es. Está convencido que una de las mayores alegrías que el Cristo de Villajos se ha llevado este año es recibir de nuevo la visita de tantos niños y niñas de los campas, monitores, cocineras… en medio del juego, la diversión y el acercamiento a nuestro patrón.
Como estudiante de Historia del Arte lo tiene claro, no podría estudiar otra cosa; es lo que le gusta, con lo que disfruta y lo que le hace feliz. Le duele cuando le dicen que son un capricho de estudios y más aún cuando se lo dicen a sus padres que son quienes están apoyando su carrera. Y es que no deja de ser una opción poco frecuente entre los nuevos estudiantes y más en un mundo donde mandan los big datas, los dígitos y las nuevas tecnologías. Una demanda laboral que oculta la sensibilidad y relega determinados estudios hasta casi desaparecer en esa lista de salidas laborales
Jesús sabe que es un joven que va contracorriente, pero feliz yendo a su corriente, con una personalidad fuerte. Un camino que no le aleja para nada del mundo, de sus amigos y de un móvil en el bolsillo. No es partidario del abuso del on line, algo que nunca puede sustituir el trato directo con los demás, la charla, la familia, amistades… un libro o una buena exposición. Es capaz de apreciar desde un primer vistazo un Valbuena y disfrutarlo sin prisa. Pinta, es belenista y sobre todo semanasantero o un capillita como dicen en ese Sevilla donde ahora estudia. Se considera un viejoven porque si es cierto que tiene 20 años, también es cierto que es de sus abuelos, de quienes ha aprendido mucho y a quienes debe gran parte de su forma de ser. ¡Ah! Este joven criptanense habla de Dios y lo hace de manera sencilla y natural.
En fin, Jesús es un veinteañero lleno de sensibilidad y personalidad. Un buen conversador con sus temores y sus retos.
Jesús Vaquero, un gran admirador de Francisco Valbuena.
-¿Qué tal estás Jesús?
Bien, ahora mismo con una carga sentimental bastante fuerte. Acabo de terminar los campas del Cristo y me ha llenado mucho. No solo por esa forma de tratar y disfrutar de los niños, sino por ese compañerismo que generas entre los monitores que pasan a ser tu familia, con una amistad fuerte y todo bajo la mirada de Dios, que para mí también es muy importante.
-¿Tu primer año como monitor?
Sí, siempre había ido como niño y ahora como monitor. Te puedo decir que he disfrutado más como monitor que como niño, mucho más. Cuando eres niño sigues unas pautas y las disfrutas, pero ahora, tú eres quien decide y decides ir como monitor y te sientes acogido tal y como eres. Hay un vínculo muy fuerte de amistad y compañerismo. Es algo muy gratificante.
-¿Una experiencia brutal como diríais ahora los jóvenes?
Bueno, yo he sido un joven un tanto alejado de esas tendencias y vocabulario tan propio de los jóvenes. Soy más bien un viejoven. Parte de lo que soy se lo debo a mis abuelos, con la gente mayor siempre he conectado de una forma especial y no es precisamente lo que ahora se aprecia entre los jóvenes. Pero no soy una persona apartada del mundo, estoy en el mundo, tengo mi móvil y mis amigos, pero necesito sociabilizar de forma personal.
“Soy más bien un viejoven, con la gente mayor siempre he conectado de forma especial”
-¿Por qué crees que siguen funcionando los campas a pesar de la gran oferta que tienen ahora de ocio?
Es verdad que ha sido una cosa que ha funcionado a lo largo de los años y algo tendrá el agua cuando la bendicen. Yo creo que funciona, entre otras cosas, porque los niños salen de las pantallas, de un mundo digital y pasan al plano de la amistad, de la relación personal y además está Dios y eso es muy grande, lo tengo claro. Los campas acercan a los niños al Cristo de Villajos, al patrón y eso en muchos queda para siempre.
“Los campas acercan a los niños al Cristo de Villajos, al patrón y eso en muchos queda para siempre”
-Me dices que te consideras un viejoven. ¿Te has sentido diferente? ¿Un joven adulto?
Sí, claro, he sido más como un joven maduro, con decirte que en pocas ocasiones he jugado a los videojuegos. Mi afición siempre ha sido la lectura, la pintura…; me ha gustado siempre trabajar con las manos, es algo que también evoluciona en mi faceta como belenista y el arte me gusta en casi todas sus expresiones. Hago lo que me hace sentir bien y cómodo.
“Disfruto del trabajo con las manos, es algo que me gusta y me relaja”
-Esa sensibilidad te hará sufrir mucho y disfrutar mucho a la vez.
Exacto. Soy una persona que padece bastante, doy vueltas a la cabeza, tal vez demasiadas, pero no lo puedo evitar. Luego disfruto un montón de las cosas pequeñas, la familia, una reunión con amigos, una visita cultural… observar un cuadro es algo que me llena y me hace feliz. Y pintar, aunque no le dedico el tiempo que me gustaría.
-¿Qué pintas?
Empecé con Mª. Carmen Sepúlveda, que fue durante varios años mi maestra y es una gran amiga. No me considero artista, soy más bien un enredante y toco diferentes palos, a veces salen bien y otras no tan bien. Me gusta la acuarela y la tinta y por supuesto tiro mucho por cosas del pueblo, espacios artísticos, rincones, pequeños detalles.
-Y esas manos te llevan a los belenes, eres un belenista.
Sí, hay veces que ni duermo dando vueltas a cómo hacerlo. Y es que para hacer un belén medio curioso hay que echar cabeza a perspectivas, que cuadren los paisajes y haya una continuidad. Eso lo aprendí de la familia Angulo Quirós, de Juanjo e Isabel, sobre todo de ella. Me parece que es una artista del belén en todos los sentidos, tiene unas manos benditas y desde joven me permitieron estar con ellos en los montajes y así aprender y de hecho he ganado algún premio.
-Y llegamos a la Semana Santa que en esta charla contigo no puede faltar ¿qué tiene la Semana Santa para que te guste tanto?
No hay nada que me llene más que la Semana Santa. No lo sé, quizás por la mezcla de aspectos como el artístico, el religioso, la devoción popular e interior y ese otro componente social del antes y durante. La oportunidad de reunirte y unirte con tanta gente, sociabilizar que es tan importante. Buscamos resolver los problemas de otra manera y olvidamos hablar con las personas que queremos y nos quieren, las personas que apreciamos.
“No hay nada que me llene más que la Semana Santa quizá por su componente artístico, religioso y de devoción popular e interior”
-¿Qué has descubierto en la Semana Santa de Sevilla?
Una hermandad, la de los Estudiantes, donde he sido acogido y donde hay actividad a lo largo de todo el año. Yo tengo la base de la Semana Santa de Criptana que tanto he disfrutado y sigo disfrutando; de hecho, soy hermano de la Hermandad de Jesús Nazareno. Esto se complementa ahora con la Hermandad de los Estudiantes de Sevilla, que está activa durante todo el año.
-Después de este rato de charla no me extraña nada que hayas elegido Historia del Arte como opción de formación. ¿Lo pensaste mucho?
No, siempre estaba entre Historia o Derecho. Los profes me aconsejaron que tirara por la Historia, que era lo que me gusta y lo que se me da bien y me apasiona. La verdad es que no podría estudiar otra cosa.
-¿Cuántas veces has oído eso de –esto es un capricho-?
Pues muchas y no solo me lo dicen en mí sino también a mis padres y eso me duele. Es una pasión que implica esfuerzo, no es fácil. Es una carrera complicada y a la vez de Historia del Arte estudias Historia, tan necesaria para contextualizar ese arte.
“Muchos me dicen que es un capricho estudiar Historia del Arte y también se lo dicen a mis padres y eso me duele”
¿Por qué Sevilla?
Sevilla añade ese componente visual que es necesario en una carrera de Historia del Arte. Allí tienes todas las fases del arte, llegando hasta el contemporáneo. Todos los periodos artísticos.
-¿A qué te gustaría dedicarte?
Buena pregunta. Lo más cómodo sería dedicarme a la docencia, pero es algo que no me llama mucho la atención, aunque es para la gran mayoría nuestro fin, opositar. Creo que para un historiador del arte una de las cosas más curiosas y que más nos gustaría hacer es dedicarnos al tema de la restauración y museos.
-¿Tenemos patrimonio artístico en Criptana?
Sí, tenemos patrimonio que merece la pena y no lo sabemos explotar. Ahí está el edificio de la Tercia y mira como está. O pintores como Valbuena ¿qué tenemos de Valbuena? Valbuena está encerrado en las casas o disperso en la Casa de Cultura. No hay un sitio, un espacio dedicado a él. ¿Y qué pasa con Teno?
“En Criptana claro que tenemos patrimonio que merece la pena y no lo sabemos explotar”
-¿Falta sensibilidad para la restauración?
Falta sensibilidad artística.
-Tiempos convulsos ¿Cómo los ves con ojos jóvenes?
Con un poquito de miedo. Tal vez por mi punto de pesimismo, pero lo veo difícil por muchos aspectos que creo que no son reseñables.
-Pues reseña uno.
Gran parte de lo que me llena es la fe y la religión. Una parte esencial en la vida y que se está silenciando, vivimos de espaldas y eso nos empobrece mucho. La fe te ayuda a hacer más llevaderos los problemas y te aporta mucha energía. Ahí está la experiencia de los campamentos y hay gente que no lo puede entender porque falta un sentimiento cristiano y presencia de Dios.
“La fe y la religión es una parte esencial en la vida y se está silenciando, vivimos de espaldas y eso nos empobrece mucho”
-¿Cómo ves Criptana?
Me gustaría ver Criptana como un pueblo con bastantes oportunidades para que los jóvenes pudieran quedarse aquí, pero los jóvenes nos tenemos que ir fuera a trabajar. Y eso me duele, siempre me he considerado muy criptanense.