“Ni en mis mejores sueños hubiese imaginado una nave tan hermosa”
Laura Figueiredo (17-5-2023)- Lleva trabajando en La Criptanense desde que se creó en 1977, ha pasado por todos los puestos y trabajos. Ahora es administrador de la sociedad junto con Andrés Simón Agudo. Es sifonero de toda la vida y en marzo veía un sueño hecho realidad: inaugurar la nueva nave en el polígono industrial de Campo de Criptana y sacar a la empresa del centro del pueblo. Era una necesidad para responder a nuevas exigencias logrando mejorar el trabajo de todos.
Es Francisco José Carmona Carramolino, y nos cuenta como por fin La Criptanense salía de la calle Zorrilla para instalarse en la nueva nave en pleno polígono industrial. Nos cuenta los pasos que se dan hasta que lo que era una idea se convierte en un espacio de almacenaje, carga y descarga y oficinas sobre una amplia parcela.
“Una hermosura” nos dice Francisco quien nos explica lo que hay detrás de un proyecto de este tipo. Hay una empresa, con sus socios, su directiva y once trabajadores. Hay miedo, dudas y temores. Hay decisión, coraje y riesgo y hay sobre todo ganas de salir adelante, de mejorar y subir escalones.
La pandemia casi rompe el proyecto y ahora cuando Fran cumple la edad de jubilarse se inauguran las nuevas instalaciones. Él seguirá en su puesto disfrutando de lo logrado entre tantos y lo hará mientras se sienta útil y sea útil para la empresa.
La constancia, la ilusión y el riesgo están detrás de La Criptanense y de otras muchas empresas de nuestros pueblos. Pequeñas empresas en el mundo empresarial y grandes en medio del mundo rural.
-La Criptanense de la calle Zorrilla es ahora La Criptanense del polígono industrial. ¿Un sueño hecho realidad?
Sí, empezamos en el año 18 con un terreno comprado hace mucho tiempo. Empezamos a mover el tema para ver cómo levantar una nave en esa parcela y eso llevó su tiempo. Cuando se tienen los planos y permisos comenzamos paso a paso según los recursos.
-El caso es que poco a poco llega el gran día.
Sí, todo llega. Nuestra idea era cuanto antes podernos mudar y hacerlo todo de una con la tienda incluida. Lo que pasa es que ya empezó a sumarse tanto el montante que tuvimos que decidir esperarnos a terminar con todo o mudamos y la tienda se queda para posterior. Así que en febrero empezamos con el traslado y el 5 de marzo se inauguró la nave y ya empezamos a trabajar aquí.
-Si se necesita más espacio es que La Criptanese ha crecido.
Responde a una necesidad. Gracias a Dios hemos ido a más. Ya en el antiguo sitio tuvimos que añadir un trozo más de almacén porque se nos quedaba pequeño. Últimamente ya trabajábamos un poco estrechos y nuestra idea era estar amplios y estar trabajando a gusto. Ahora, da gusto poder entrar los camiones y cargar dentro y no en la calle. Facilita de trabajo, ganamos tiempo y la gente está contenta, no nos estorbamos. Ha sido un logro importante y si no llega a ser por la pandemia podíamos haberlo logrado antes.
-Todos más contentos, incluidos los socios.
Con todo el apoyo de los socios y no hubo quejas. La junta general, cuando se propuso, dijo: -adelante lo vemos bien para la empresa y el futuro-.
Los socios de La Criptanense S.L., la mayoría familiares de los fundadores de la empresa, están detrás del trabajo y del proceso de esta pequeña gran empresa
-Háblame de la nave.
Yo estoy totalmente… alucinado, es una hermosura. En la inauguración me acordaba de los planos y es que yo no lo veía, se ha quedado fabuloso. Ni en mis mejores sueños lo hubiese imaginado así. En un papel no ves lo amplio, lo hermoso… en fin que yo estoy muy, muy satisfecho. Un sueño hecho realidad.
-¿Qué exige hacer realidad ese sueño? Porque esto no es magia potagia.
Hablo en primera persona, pero es la empresa la que ha hecho realidad esta nave. Primero tienes que exponer al socio lo que tienes en mente y ya cuando te apoya te da impulso, es una batalla ganada. Luego a mirar muy mucho los recursos y con los pies en el suelo: esto tenemos pues hasta esto llegamos y así hemos hecho.
-Pero antes, tendrías que convencerte tú mismo ¿no te daba miedo?
Sí, cuando Andrés (Andrés Simón, coadministrador) lo propuso veíamos que tarde o temprano había que ponerse manos a la obra con la nave así que mejor antes que después. Tuvimos que darle muchas vueltas, venir aquí muchas veces, plantear lo que queríamos, cómo lo queríamos y todo el papeleo y proceso. Eso te quita el sueño, No queríamos que se nos escapase nada para dar respuesta a todas las necesidades. Pulir hasta el último detalle sabiendo bien las necesidades. Sí, daba miedo, pero lo primero de todo es estar muy convencido uno mismo para tener la fuerza de convencer a los demás.
“Lo primero de todo es estar muy convencido uno mismo para tener la fuerza de convencer a los demás”
-Imagino que la pandemia puso en duda todo el proyecto.
Entremedias flaqueas diciendo -y ahora este palo con la pandemia- y es que se paralizó todo. La gente no consumía, los bares menos… y mal sacábamos para pagar los sueldos. La pandemia fue dura y más teniendo este sueño por medio, casi paraliza el sueño. Año, año y pico estuvimos en esa duda. Ya fuimos respirando y saliendo adelante hasta que Andrés dice que hay que irnos ya y se pone fecha, para marzo tenía que estar. Y así fue, los trabajadores hicieron un gran esfuerzo y dispuestos a hacer lo que hiciera falta para salir el lunes trabajando de aquí.
-La pandemia os hizo imprescindibles
Pues sí, había gente que nos incluían en los aplausos y no se me olvida. Ahí los aplausos eran para los trabajadores de La Criptanense, los repartidores que trabajaron duro.
-No es ni mucho menos la primera decisión complicada que tomáis en La Criptanense. Háblanos de alguna de esas otras decisiones difíciles.
Pues ha habido bastantes, son más de 45 años con sus momentos buenos y sus rachas malas con decisiones difíciles. Mira, la primera decisión complicada fue unirnos, juntarnos las cinco familias que nos dedicábamos por separado a la fabricación de gaseosas y sifones. Unidas teníamos a toda la clientela del pueblo para vender gaseosas, sifón, refrescos… y fueron años muy buenos. Eso trajo muy buenas condiciones también, se dejó de trabajar los domingos y con el tiempo hasta disfrutábamos de una semana de vacaciones que antes no había. Íbamos avanzando y tuvimos la suerte, al menos para nosotros, que La Prospe de Alcázar cayó y entonces la mayoría de la maquinaria nos la pudimos traer para nosotros. Ello, nos trajo más mercado, pero al poco vino el hachazo…
-El hachazo de las grandes superficies.
Pues sí. Las grandes superficies vendían la gaseosa más barata, por debajo incluso de lo que a nosotros nos costaba simplemente la botella de plástico, ¿cómo te lo comes? Entonces empezamos a ver que no podíamos competir. El otro hachazo fue cuando entramos en la Unión Europea que nos puso tantas, tantas pegas para seguir trabajando que exigía una inversión en maquinaria grandísima. Así que decidimos dejar de fabricar gaseosa y que nos fabricaran. Ese tiempo, lo dedicamos a hostelería. Así que si antes por la mañana era repartir y por la tarde fabricar pues ya por la tarde empezamos a expandirnos en hostelería además de ampliar las marcas de otros productos comerciales de los que somos distribuidores en la zona. Nos costó tomar esa decisión porque no dejaba de ser triste para una empresa que había fabricado siempre gaseosa.
“Nos costó dejar de fabricar nuestra gaseosa, pero es que nos lo pusieron muy estrecho”
-¿Fue el tiempo de la Revoltosa?
Al principio cogimos la Revoltosa pero ¿qué pasó? Pues que la gente estaba hecha a nuestro sabor así que tuvimos que buscar a gente que fabricara con nuestro sabor. Nos fuimos a Daimiel por un tiempo para irnos luego con otro que luego ya se echó fuera y volvimos de nuevo a Daimiel, en Refrescos González que conocen bien lo que nos gusta en Criptana.
-Eso es la gaseosa ¿Y el sifón?
Seguimos fabricando nosotros y mientras vayamos cumpliendo normas y adaptándonos aquí continuamos fabricando sifón. El sifón es el orgullo que nos queda de seguir siendo fabricantes a costa de adaptarnos a un montón de normativas. Y ahí vamos, la inversión es importantísima, pero es así si quieres seguir manteniéndote.
-¿A qué sabe el sifón de La Criptanense que merezca seguir fabricándose?
Sabe a gloria. Y es multiusos, sirve para refrescarte, que tienes una mancha ahí está el sifón que tienes que rebozar calamares pues con sifón y harina, que quieres jugar pues a enchufarte con el sifón, que… es que te vale para to.
-¿Seguimos siendo en Criptana muy de sifón?
Sí, seguimos siendo de sifón aunque en las nuevas generaciones va bajando su consumo. De todas formas, es un orgullo ver en cada mesa un sifón y es que les está tan rico ese vino con sifón.
-¿Es el mayor orgullo que os queda?
Pues sí, es lo único que ya fabricamos nosotros y quien mantiene el nombre de La Criptanense y nos ha mantenido en pie. Su fabricación es nuestra, lo demás es un margen comercial que le pones al producto y ya está. Es un orgullo por supuesto, es lo nuestro desde cero.
“El sifón es un orgullo por supuesto, es lo nuestro desde cero
-¿Os sentís queridos por el pueblo?
Sí, la gente ha respondido muy bien siempre. La Criptanense sigue llamando a muchas puertas. Es gracioso lo sorprendida que se queda la gente cuando viene de fuera y te dice -a ver si yo lo entiendo: que yo te hago el pedido, que tú me lo llevas al Cristo, que me dejas una cámara y luego recoges lo que sobra y yo solamente te pago lo que he consumido. ¿Es verdad?- No se lo creen, se quedan con la boca abierta.
-La labor del empresario, su esfuerzo, riesgo y trabajo ¿crees que es reconocido?
Yo pienso que sí, te lo digo de verdad. Hablo con mucha gente y creo que sí. La gente sabe en el pueblo que si hay empresario hay vida en el pueblo. Se le respeta y ojalá hubiera mucho empresario y mucho Cojali, mucho Huertas y muchas empresas que den trabajo para que la gente se pueda quedar a vivir en el pueblo y no tenga que irse. La gente lo que quiere es que se llene ese polígono. Es la riqueza del pueblo.
“La gente sabe en el pueblo que si hay empresario hay vida en el pueblo”
-Fran, ¿qué te aporta el haber pasado por diferentes puestos en la misma empresa en la que además eres socio?
Sí, empecé en La Criptanense cuando se creó, en 1977, era un chaval poco antes de irme a la mili. Volví y aquí sigo. Comencé como ayudante, luego cogí el camión para repartir durante años, luego por circunstancias tuve que quedarme en el almacén y cuando Ramón Medina está a punto de jubilarse paso con él a ser administrador en 2013. Con Ramón aprendí mucho. Al principio lo de administrador pues lo ves complicado. Andas con mucho tiento hasta que empiezas a tomar tablas y ya vas aprendiendo. Tenía mi temor, es más fácil estar mandao que mandar y decidir. En fin que he pasado por todas las etapas y eso me da, creo yo, más entendimiento de cada etapa. Eso es bueno y bonito.
-Ayudante, repartidor, almacén, administrador… ¿Ante todo sifonero?
Por supuesto, ante todo sifonero y a mucha honra.
“Soy ante todo sifonero y a mucha honra”
-Fran, el traslado te llega casi en la jubilación
Y tan casi. ¿Te lo digo? En marzo hice los 65 años y lo tuve claro. Plateé que si era útil para la empresa seguía porque no quería que hubiera ninguna carga ni por mi parte ni por la empresa. Y aquí sigo consciente de que será por un tiempo porque esto va avanzando y yo no quiero ser una rémora, de esos que no saben el momento de marcharse. Aquí estoy mientras me vea útil y me vean útil.
“Aquí sigo mientras me vea útil y me vean útil”
-Cobra casi más significado el haber inaugurado la nave en este momento, coincidiendo con tus 65 años.
Sí, porque yo creí que me jubilaba y no lo veía.
-¿Cómo ves Criptana?
Siempre he sido un enamorado de mi pueblo y lo que voy viendo es que va creciendo y me da mucho gusto.