Fernando Bustamante Manjavacas, siempre música

“Es muy importante humanizar la música. Vivimos en un mundo demasiado perfeccionista”

Laura Figueiredo (29 de septiembre de 2020).- Una persona serena que busca el equilibrio en todo lo que hace y en lo que hace siempre está la música. Y si es la bandurria o la mandolina mejor que mejor, son sus instrumentos. Es profesor en el Conservatorio Alcázar-Criptana de instrumentos de púa y director de la Orquesta Ciudad de La Mancha desde 2011 que es cuando se presenta esta agrupación de una manera oficial.

Es Fernando Bustamante Manjavacas, un músico feliz por poder vivir en su pueblo, Campo de Criptana y trabajar siempre con la música. Se siente especialmente cómodo en la enseñanza con sus alumnos y sabe por experiencia personal la importancia de un buen profesor desde los inicios. De hecho, sus maestros fueron Caridad Simón y Pedro Chamorro. Delante de la Orquesta de plectro y  guitarra “Ciudad de La Mancha” se  engrandece y  asegura que es lo que más le motiva.

Una orquesta que dirige él y en la que se une la amistad y la familiaridad en equilibrio con toda la exigencia profesional. Fernando tuvo el privilegio realizar el máster en dirección de orquesta de la Universidad de Arte de Berlín (UDK) donde llegó impulsado siempre por conocer más y acercarse a los entresijos de la música. Antes estudió el grado superior en instrumentos de púa en el Conservatorio de Murcia y realizó diversos cursos de dirección e instrumentos, de pedagogía de la enseñanza musical, estudios de piano, dirección de coro y cuenta con un gran número de colaboraciones con grupos de cámara y orquestas incluidas la Orquesta Nacional de España y la de RTVE, la de la Comunidad de Madrid y el Ballet Nacional.

A pesar de todo este largo currículum Fernando nos cuenta que no tiene fijados retos concretos, por el contrario estos van surgiendo, lo que le exige estar siempre atento y preparado, y cuando los tiene delante les dedica todo su conocimiento. Esto es lo que ocurría este verano con el programa  “Arte entre gigantes” que organizaba la Orquesta Ciudad de la Mancha, todo un reto arriesgado y ambicioso. El resultado ha dejado en todos un buen sabor de boca y una gran satisfacción.

Nuestro músico nos habla de lo difícil, cuando no imposible, que la pandemia ha puesto las cosas a muchos compañeros y amigos. Está convencido de que ahora más que nunca se hace necesario ir a un concierto o a un teatro sobre todo entre los espectadores y lo aconseja por salud mental: “Lo que quede de pandemia no lo podemos vivir solo de noticias y monotema” asegura este joven criptanense.

Este profesor de conservatorio tiene claro que para dedicarse a la música se necesita sobre todo pasión porque “la pasión es el oxígeno del músico”. Además, en su línea siempre reflexiva, Fernando nos habla de la necesidad de humanizar la música tanto en la enseñanza como en su práctica profesional porque el perfeccionismo siempre está muy presente en las artes escénicas y muchas veces resulta dañino.

Nuestro entrevistado nos presenta la música de plectro como la gran desconocida  y nos habla de un sonido que bien tocado resulta maravilloso, riquísimo y de una versatilidad enorme.

-¿Qué tal estás?

Bien, con muchas ganas e empezar el curso, de ver a mis alumnos y de pisar el aula. Lo necesito.

-Desde marzo sin pisarla, es mucho tiempo.

Sí y desde junio sin tener contacto visual con los alumnos aunque fuera a través de una pantalla. Una tecnología que teníamos guardada en un cajón y que no sabíamos casi que existía. Nos hemos visto forzados a utilizar todas estas herramientas que son muy buenas y que, como se dice ahora, han llegado para quedarse. Y sí, es mucho tiempo pero de las dificultades también se aprende mucho.

-Qué difícil os lo ha puesto la pandemia a los músicos y en general a los artistas.

Creo que a todos nos ha sacado de nuestro espacio de confort y creo que a todos los niveles hemos tenido adaptarnos rápidamente a una nueva situación. Es verdad que la pandemia en el mundo de las artes escénicas nos lo ha puesto difícil e incluso imposible. Es un sector que se ha visto dramáticamente desubicado. No sé, yo por suerte tengo mi trabajo en el Conservatorio pero tengo muchos amigos que se dedican a esto y da pena, tristeza y coraje.

-Los teatros están prácticamente vacíos pero… ¿Crees que el arte se hace ahora casi más necesario?

Pues sí que es algo necesario. Es un olvidar por un tiempo toda esta confusión y este mundo de sobreinformación, e incluso desinformación, durante las 24 horas del día. Más que nunca es necesario ir a un teatro, a un monólogo, a reírme, a un concierto… y olvidarme un poco de todo esto. Salir de este bucle que nos va absorbiendo. Y es necesario para el artista por supuesto pero sobre todo para el público por salud mental. Lo que quede de pandemia no lo podemos vivir solo con el monotema del virus por todas partes.

“Más que nunca es necesario ir a un teatro, a un monólogo, a un concierto, reírnos… y olvidarnos un poco de todo esto”

-Bueno no ha sido tu caso. Tú has sido capaz de ponerte al frente, junto a la Orquesta Ciudad de La Mancha que diriges, de un proyecto arriesgado y ambicioso. “Arte entre gigantes”. ¿Qué sabor de boca os ha dejado? ¿Agridulce?

Ni mucho menos, no podía ser mejor. Nos ha faltado poder poner la guinda al pastel con la cancelación del acto de clausura en el último concierto pero lo cierto es que el pastel se ha hecho y ha salido riquísimo, lo hemos compartido y disfrutado. La guinda al final es una anécdota. Ha habido pastel y estamos muy orgullosos. Estamos muy orgullosos, pudimos sacar el programa adelante  con un nivel muy bueno y una respuesta estupenda del pueblo. No sé… estamos emocionados.

Arte entre gigantes: “Estamos muy orgullosos, pudimos sacar el programa adelante con un nivel muy bueno y una respuesta estupenda del pueblo”

-Este tipo de apuestas diferentes, con virus o sin virus, ¿son las que necesitamos en Criptana?

Pues necesitamos lo que tenemos y lo que venga a sumar. Desde la filosofía de Ciudad de La Mancha lo que sí creo que necesitamos es dar continuidad a los proyectos que se inician y funcionan y es que somos muy cortoplacistas. Exige paciencia y mucho trabajo. Nuestra idea era hacer algo distinto, que aprovechara diferentes espacios del pueblo, con un tipo de música diversa en sus estilos y que ofrezca una programación donde todo el mundo encuentre su tipo de concierto. Y sí, lo hemos conseguido y ya me gustaría que esto haya venido para quedarse lo organice o no Ciudad de La Mancha. Lo importante es hacer algo que beneficie a Criptana, a la Mancha… tenemos un patrimonio y potencial tremendo que llama la atención a la gente de fuera; es bueno para todos que nos visiten y conozcan la riqueza de nuestro pueblo.

-¿Habrá una segunda edición?

Pues espero que sí.  Esto es muy bonito tanto desde fuera como desde dentro pero deja poco tiempo de descanso. En enero o febrero hay que volver a trabajar en ello. Pero ya te digo que la sensación del equipo organizador de Ciudad de la Mancha es que estamos más que motivados para seguir. Hemos visto los apoyos y la respuesta de los criptanenses.

-Háblame de Ciudad de La Mancha ¿es tu niña mimada?

Sí, es algo muy especial. Nació de mis comienzos como profesor en el conservatorio, muchos de los músicos han sido alumnos míos y es que además de profesionales sobre todo son amigos. Poder hacer música desde esta implicación emocional es algo muy especial, es algo que podemos hacer a nuestro gusto y a gusto. Hay un concepto de familia y desde ahí construimos el sonido, la dirección…eso es muy bonito y eso no está pagado. A veces nos cegamos con las grandes orquestas, contactos, proyectos… y si no nos llegan nos frustramos y parece que no valemos para nada y luego hay cosas tan “pequeñas” que te hacen taaan feliz.  No hay nada que me motive más que estar al frente de la orquesta Ciudad de La Mancha.

“A veces nos cegamos con las grandes orquestas, contactos, proyectos… pero hay cosas tan pequeñas que te hacen taaan feliz”

-¿Cómo te sientes frente a la orquesta, dirigiendo?

Pues cuando salgo es un equilibrio entre estar ante una orquesta, la más profesional que yo me imagino, pero a la vez dirigiendo a amigos, a grandes amigos. Es una mezcla de lo personal con lo profesional que para mí es algo insuperable. Está muy lejos de esa frialdad que a veces tiene una orquesta que puede resultar muy profesional pero también impersonal.

“Dirigir Ciudad de La Mancha es un equilibrio entre lo profesional y lo personal. Y eso es insuperable”

-Pero tus logros musicales y profesionales van más allá de la Orquesta Ciudad de La Mancha. ¿Cuáles son los principales?

Ante esta pregunta… es que no tengo una respuesta clara. A mí todo me ha ido llegando con toda naturalidad. Yo no fui buscando componer para el musical “Clown” junto a  José Andrés (López de la Rica) pero de repente, casi como un juego, estábamos metidos en ello. “Arte entre Gigantes” es algo parecido. Y no es una actitud pasiva pero es verdad que lo que hago lo hago porque me hace feliz y pongo todo mi conocimiento y una pasión extraordinaria. Como te decía, no necesitamos grandes orquestas y grandes proyectos, eso es un error, estamos muy confundidos. 

-Los instrumentos de plectro son…

Aquí en España la bandurria y la mandolina. La bandurria, junto a la guitarra, es de los instrumentos más nuestros que tenemos lo que pasa es que solo lo hemos visto como un instrumento que tocaban nuestros abuelos en un entorno muy popular y eso se ha mirado tristemente como algo peyorativo. Una idea e imagen que cierra puertas a conservatorios  y a unos estudios y formación profesional. Por suerte, el Conservatorio de Alcázar de S. Juan-Campo de Criptana fue el primero en poner esta especialidad en España y esa barrera la hemos ido rompiendo y tenemos niños desde los 8 años. Paralelamente está la mandolina que es un instrumento más europeo. Es música cien por cien mediterránea, cien por cien española con un repertorio enorme. Lo que hay es mucho desconocimiento y cuando escuchan la orquesta Ciudad de La Mancha pues la gente descubre este sonido  y se queda maravillada y sorprendida gratamente de su música.

-¿Los instrumentos de púa son los hermanos menores de los instrumentos?

Son los grandes desconocidos pero poco a poco hay que salir y darlos a conocer. No podemos ir acomplejados, lo que hace falta es trabajar, promocionar e ir poco a poco.

“Los músicos de plectro no podemos ir acomplejados, lo que hace falta es trabajar, promocionar e ir poco a poco”

-Cómo estás más cómodo ¿director, profesor, instrumentista, compositor?

De todo aprendo pero yo estoy muy a gusto en la educación. Disfruto mucho en el aula, con mis alumnos… soy un defensor a ultranza de la juventud y adolescencia. Soy muy feliz.

-¿Qué se necesita para que desde los 8 años sigas sacando tu instrumento y tocando?

Necesitas capacidad de trabajo, constancia, regularidad, organización… la música potencia estas cualidades, es un trabajo de hormiguita. Y evidentemente mucha pasión; la pasión es nuestro oxígeno. Hay que saber, que como en todo, habrá altibajos, fracasos y éxitos. Y siempre seguir y seguir. Es también soledad, inseguridad, sacrificio y todo esto hay que saber manejarlo y así trato de hacérselo ver a mis alumnos.

-La profesión de músico ¿es demasiado exigente e incluso autoexigente?

Es muy importante humanizar la música y ese vivir para la perfección en el mundo de las artes escénicas hace mucho daño y se convierte en nuestro peor enemigo. Estamos rodeados de historias y vidas perfectas que las redes sociales se encargan de difundir pero eso no existe y si existe es a un precio muy alto.

“El perfeccionismo de la música hace mucho daño”

-¿Cómo ves Criptana?

Soy muy defensor de la vida en poblaciones pequeñas como Criptana y a mí me encanta mi pueblo. He tenido la suerte de poder trabajar y vivir aquí y eso me hace enormemente feliz. No sé que me deparará el futuro. Tenemos un pueblo precioso, no me canso de subir a la sierra, de invitar a mis amigos a que vengan a conocerla, de hablar de Criptana... Es un pueblo supergeneroso  y además es muy especial desde el punto de vista artístico. Es muy bonito lo que pasa es que tenemos la manía de vivir en la queja continua. Nos falta pararnos, ver y valorar todo lo que tenemos que es inmenso. Yo aquí veo un pueblo con muchas posibilidades.

“Tengo la suerte hoy por hoy de poder vivir y trabajar en mi pueblo y eso me hace enormemente feliz”

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