En la residencia Sagrado Corazón con Luisa, Aquilino, Josefa y María José en plenas fiestas navideñas

 Conformidad, tranquilidad, esperanza y fe frente a la pandemia

Laura Figueiredo (4 de enero de 2021).- La residencia Sagrado Corazón de Jesús de Campo de Criptana se ha descubierto hasta el momento como una isla en medio de la pandemia. Un refugio para cerca de un centenar de ancianos que se sienten seguros entre tantas malas noticias que suman cifras con nombres y apellidos. Una seguridad que tiene su contrapartida, la ausencia de abrazos y besos, de encuentros con los hijos y nietos y el cierre de puertas a cal y canto. Algo que los residentes viven con pesar pero con la resignación propia de unas generaciones que han sabido adaptarse a muchos sinsabores y cambios. Y es que además, lo viven con la fe de quienes miran a Dios con esperanza y le rezan desde la humildad poniendo siempre por delante en sus oraciones a las personas más cercanas. Eso sí, nunca habían pensado en una pandemia que ahora se suma a un historial de vida vivida día a día con todo lo bueno y lo malo que se acumula en sus más de 80 y 90 años.

Hablo, y lo hago a través del teléfono, con cuatro de los algo más de 90 residentes del Sagrado Corazón. De alguna manera se convierten en portavoces de todos y llego a la conclusión de que “esto es lo que hay y hay que afrontarlo de la mejor manera” lejos de lamentos y exigencias. Es la Madre Clara Morales de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados quien me facilita la entrevista y quien me manda las fotos de una residencia, nuestra residencia, llena de Navidad.

Ellos son Luisa Marchante de la Guía, Aquilino García Sanz, Josefina Díaz-Hellín Olivares y María Josefa  García-Mellado Mellado. Ellas con apellidos muy criptanenses y él con muchos años en la residencia aunque nació en un pequeño pueblo de la sierra de Madrid, Braojos de la Sierra y vivió 40 años en Madrid capital.

 

Luisa Marchante de la Guía. Llegó a la residencia poco antes de la declararse la pandemia y el estado de alarma. Me cuenta que se encuentra bien de salud y de hecho durante esas primeras semanas en las que todavía las puertas estaban abiertas ella iba y venía todos los días a su casa cuando de repente de la noche a la mañana la residencia se cerró a cal y canto. Es soltera y tiene 82 años, vivía sola hasta entonces y tiene además una hermana en la residencia, Matilde y otras fuera además de sus sobrinos y sobrinos-nietos.

-¿Cómo está?- Muy bien, aquí estoy sana y salva.  

-¿Cómo pasó la Nochebuena?- Nos acostamos temprano tras una comida especial y con todas las compañeras.

-Llevan desde marzo prácticamente con las puertas cerradas salvo el paréntesis del varano que pudieron ver a sus familiares a través de la reja. ¿Se hace largo?-  Larguísimo y ojalá esto hubiera terminado ya para volver a lo de antes, a mis entradas y salidas a casa.

-Son ustedes de una generación que ha vivido ya muchos cambios y no fáciles.-  Nos hemos adaptado a muchos cambios. Nací en plena Guerra Civil pero ni me enteré y lo que luego vino… yo la verdad es que no lo he pasado mal, pasa un día y otro y ni te enteras, éramos jóvenes. Ahora sí que me está costando, ¿hasta cuándo va a durar esto? Esta pandemia… no me lo creo, no me la puedo imaginar aún para nada. Esto es otra cosa, no podemos perdonar lo que nos está haciendo esta pandemia.

“No podemos perdonar lo que nos está haciendo esta pandemia pero aún así estamos aquí sanos y salvos”

-¿Qué es lo más duro?- Lo más duro es no ver a la familia, el que no entre ni salga gente pero aún así lo pasamos bien y estamos aquí muy a gusto.

-¿Ha pasado miedo?- Un poco de miedo sí. Aquí dentro estamos protegidos pero a veces piensas -¿qué va a ser de nosotros?-.

-¿Qué le pide a los Reyes Magos?- A los Reyes Magos les pido lo que pido todos los días, que el virus nos deje vivir en paz porque estábamos muy a gusto sin él. A todos nos está cambiando la vida.

“A los Reyes Magos les pido lo que pido todos los días, que el virus nos deje vivir en paz porque estábamos muy a gusto sin él”

-¿Ve la vacuna con esperanza?- Seré de las primeras en ponerme la vacuna con esperanza y la ilusión de que nos va a ayudar.

 Aquilino García Sanz, lleva cerca de once años en la residencia donde llegó con su mujer, Victoria, que falleció hace seis. Es de un pueblo de la sierra de Madrid, Braojos de la Sierra pero vivió cuarenta años en la capital. Cumple 94 años hoy mismo, 4 de enero. Tiene dos hijos en San Sebastián de los Reyes y en Aluche que venían con mucha frecuencia a verle además de cuatro nietos. Todos los días, me cuenta, que sobre las 9 de la noche le llama su nuera, cosa que agradece mucho. Aquilino es una persona muy querida en la residencia criptanense.

 

-¿Cómo está Aquilino?- De momento bien, tengo ganas de comer y de trabajar no mucho pero hago lo que puedo y me entretengo. No soy de estar parado y me meto en la cocina y me matan si me quitan de ahí. Fuera echo una maneja. Andar me cansa, las piernas se cansan así que antes como mucho alguna vez me acercaba al mercadillo pero poco.

-¿Se le está haciendo largo este encierro?- Largo se hace pero hay que tener paciencia y llevar los tiempos según llegan. Gracias a Dios no ha entrado ese virus y el tiempo no se me hace largo mientras estás ayudando y haciendo cosas.

“Hay que tener paciencia y llevar los tiempos según llegan”

-¿Cómo pasó la Nochebuena?- Tranquila, cenamos bien, el turrón y el champán no faltaron.

-¿Qué es lo más duro?- Lo peor, no ver a la familia. Yo pienso siempre que hay que estar conformes y gracias a Dios vamos bien y que sigamos así.

-¿Ha tenido miedo?-  Miedo no, preocupación sí. Hay que tener conformidad y tranquilidad. Pensar que aquí no va a venir.

-¿Ilusionado con la llegada de la vacuna?- Pues con ganas de que venga y esperando a ver si esto se va.

-¿Y a los Reyes Magos que le pide?- Pues nunca he sido de caprichos así que salud.

-¿Y le parece poco que le traigan salud?- ¡Puff! me parece mucho por mi edad y por cómo están las cosas. En mi vida esta es la enfermedad más dura porque para otras enfermedades ha habido medicinas pero esto… Esto es muy malo y oyes lo que hay por ahí fuera…ya aburre. Aquí muy bien y serenos.

Josefina Díaz-Hellín: Tiene 92 años y estuvo muchos yendo a la residencia a ayudar a las hermanitas hasta que hace ¿8 o 10? entró para quedarse. Su único hijo murió y su nuera Carmen y su nieta Vanesa viven en Ocaña aunque venían asiduamente a verla. Nos cuenta que allí, e Ocaña, tienen una habitación preparada para ella donde nunca faltaba para celebrar su cumpleaños y la Navidad. Ahora eso ya no puede ser y solo cabe la opción de la reja, el pasado verano, o la ventana pero como nos dice Josefina “a mí eso no me va”. En el pueblo tiene sobrinos y una de sus sobrinas “vive aquí cerca y está muy pendiente también de mí”.

-¿Josefina qué tal está usted?- Estoy bien dentro de mi edad, achaques… y las piernas que ya van poco. No me encuentro mal y lo más importante: todos estamos contentos, yo con las hermanas y las hermanas conmigo y para eso siempre tiene que haber respeto.

-¿Cómo fue la Nochebuena?- Diferente. Siempre me iba con mi nuera y nieta a Ocaña que allí me tienen mi habitación pero ahora hay que llevar esto con resignación y lo mejor posible.

-¿Se le está haciendo largo este encierro?-  Bastante largo y es que este virus en los años que tengo no lo conocía pero el caso es que ahí está y no podemos salir ni a la puerta de la calle.

-¿Y miedo ha tenido?- No ninguno, ¿por qué voy a tener miedo? Estamos cobijados, comemos bien y dormimos calentitos ¿qué más se puede pedir?

“¿Por qué voy a tener miedo? Estamos cobijados, comemos bien y dormimos calentitos ¿qué más se puede pedir?”

-¿Algo más pedirá?- Sí, ver a mi familia pero es lo que hay ahora y habrá que seguir así hasta que Dios quiera. Mira, yo no lloro, estoy tranquila y rezando todo el día para ver si mañana termina.

-¿Está en la lista de las vacunas?- Fui de las primeras en apuntarme así que llegue ya y que nos cure a todos.

-Es usted de una generación que ha visto ya muchos cambios y que vivió una guerra ¿Esto de la pandemia era impensable?- He visto muchas cosas pero mal, mal tampoco lo he pasado. Con la Guerra Civil tenía 8 años y si cayeron bombas a mi casa no le dieron. Esto no sabemos cómo ha venido y no sabía ni que podía haber una enfermedad así.

-¿Qué le pide a los Reyes Magos?- Mucha salud y que no entre en virus que estamos muy bien sin él.

-María José García-Mellado Mellado- Tiene 85 años y nos dice que lleva en la residencia más de 3 años. Me cuenta muy orgullosa que sus dos hijos, Francisco José y Carmelo son policías en el pueblo y me empieza a hablar de sus cinco nietos con más orgullo si cabe. Uno es también policía en Toledo, otra profesora de música… El tono cambia cuando me dice que un tercer hijo falleció y eso “eso sí que consume”.

-¿Cómo está usted?- Pues no estamos mal, las piernas y algunas cosejas pero es que ya son muchos los años.

-¿Se hace largo ya tantos meses encerrados prácticamente en la residencia?- Pues la verdad es que aquí solo da tiempo a pensar cosas buenas y  no me da tiempo a pensar más. Con Rosa (animadora sociocultural), que es estupenda, siempre estoy haciendo cosas y cuando no hago manualidades rezo el rosario. Siempre entretenida.

“La verdad es que aquí solo da tiempo a pensar cosas buenas”

-¿Qué es lo más duro?- Pues no ver a los hijos y nietos aunque yo ya perdí a un hijo y eso  es lo más duro y eso sí que consume. Pero ahora no tengo más que hacer que pensar en mis hijos y en mis 5 nietos.

-¿Ha tenido miedo?- Miedo nunca. Yo rezo y sé que “con Dios me acuesto y con Dios me levanto, con la Virgen María y… “espera que ahora se me ha olvidado. “y… y con el Espíritu Santo”.  La pandemia esta es que ha venido así y hay que asumirlo. Yo estoy tranquila y aquí muy a gusto.

-¿Cómo espera la vacuna? ¿Con ilusión?- La espero con ilusión y alegría. Yo todos los años me vacuno para no coger la gripe pero esta es otra diferente y nueva que espero que termine con esto.

-¿Qué le pide a los Reyes Magos?- Yo sé que me van a traer una caja de colores porque los míos ya están muy pequeños de tanto pintar. Y pedir… salud para mis hijos y mi familia y salud para todos y que siga así la residencia. Sin ese virus tan malo”

“A los Reyes Magos les pido salud para mis hijos y mi familia y salud para todos y que siga así la residencia, sin ese virus tan malo”

 

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