Las tortas de San Antón, hechas con pocas manos y mucha alegría
San Antón, animales, bendición, tortas… y mucho cariño
Laura Figueiredo.- Puntual a su cita los santos frioleros llegan y lo hacen cumpliendo la tradición: frío mucho frío.
El calendario este año unió a San Antón y a San Sebastián en el mismo fin de semana y a pesar de la lluvia el programa se cumplió hasta el final. Pero antes es mucho el trabajo que se acumula y que lleva a las juntas de ambas hermandades a no parar durante unas semanas con la ilusión de que todo salga lo mejor posible y que no falte detalle.
Si en San Sebastián los churros son parte del programa en San Antón las tortas en sartén ponen el sabor y ayudan a sacar un dinero que permitirá seguir manteniendo al santo y la festividad. Allí, en la casa de Hermandad de Jesús Nazareno un pequeño grupo de mujeres y algún que otro hombre se ponen manos a la masa. Fue el viernes pasado cuando sobre las tres de la tarde empieza el trabajo en cadena. Ahí llegan Ramón Manzaneque y Adela Manzanares con las bolas de masa ya preparadas para entre unas y otras empezar a formar las tortas que después se terminan de estirar como toda la vida, sobre la rodilla. De ahí a la sartén llena de aceite, ni muy frío ni muy caliente, y a freír por un lado y otro. Se dejan enfriar y a la bolsa para poderlas vender en la Madre de Dios. Y así hasta llegar a las más de 500 que este año se han frito. Un número inferior al de otras ocasiones en las que se han llegado a superar las 1000 tortas de sartén. La amenaza de lluvia hizo bajar el listón. Se vendieron todas las tortas el mismo sábado por la tarde y más que se hubieran hecho.
El truco dice Ramón que es poner mucho cariño en lo que haces además de tener una buena masa madre y añadir huevo y algo de azúcar y eso sí, siempre aceite de oliva de la almazara criptanense. “Hay que echarle, dice nuestro panadero, mucha alegría y arte. Es la manera de que las cosas salgan bien”.
Juan Pedro Muñoz Leal, es el presidente desde hace seis años aunque en la hermandad lleva casi los treinta. Le encanta su San Antón y toda la tradición que lleva a su alrededor. Es algo muy bonito: hoguera, tortas, rifa, gorrino, cestas, el zurra, los titos, animales y bendición. Estos son los elementos esenciales en una fiesta sencilla y que se hace desde el cariño.
San Antón sigue siendo una fiesta muy del pueblo y ese es el objetivo de la hermandad, guardar una tradición tan bonita y cuidar a nuestro santo. El presidente se lamenta de la falta de jóvenes o personas de mediana edad que den continuidad a una festividad entrañable. “Los que estamos ya vamos sumando años y fíjate el mayor de todos, que es el principal, lleva en la hermandad casi 80 años”. Juan Pedro sabe que este problema es el de todas las hermandades de Gloria mientras que si se habla de las de Pasión la cosa es muy diferente. Para animar a participar, nuestro presidente, asegura que trabajar se trabaja solo dos semanas al año. Las de la víspera de la fiesta y bien que merece la pena y se disfruta.
En fin, que al final el programa se cumplió pese a la lluvia, se vendieron todas las tortas y decenas de animales se fueron con la bendición del santo patrón, San Antón. Allí dejé, en la tarde del pasado viernes, al grupo de cocineras amasando y friendo tortas. A lo largo de la tarde se fueron sumando más manos y mientras unos entraban y otros salían, una torta tras otra iban cayendo en la sartén. Allí se dieron cita un pequeño grupo de hermanos de San Antón: Adela, Ramón, Juan Pedro, Carmen Teresa, Mª José, Josefina, Paloma, Belén, Mari Tere, Mercedes, Javi, Ruperto, Alfonso, Francisco, Ramón y Silverio y Manuela que son los abuelos del grupo. No están todos en la foto pero todos pusieron sus manos en la masa.
