Un espacio para compartir, aprender y pasar un buen rato entre manualidades
Laura Figueiredo (14 de diciembre)- Se ponía en marcha hace cuatro años y lo hacía tímidamente con toda la buena voluntad de la responsable, Marí Paz Olmedo Lara, y la insistencia y apuesta firme de la presidenta de la Asociación Española contra el Cáncer de Campo de Criptana, Mari Ángeles Reíllo. Hablamos del Taller de Manualidades que se suma a otras muchas actividades que la asociación ofrece y desarrolla con los familiares y personas enfermas de cáncer. Ahora y hasta el viernes, 16 de diciembre, nos enseñan y ponen a la venta sus trabajos en la Casa de Cultura.
La exposición es un buen momento para encontrarse con lo mejor del taller, las caras de Martina, Mari Paz, Criptana y Ana. Caras sonrientes, dispuestas a charlar con todo el que se acerca hasta la exposición y a explicar lo que supone para ellas un taller que se convierte en un espacio de terapia sencilla y espontánea.
Criptana Quiñones Pintor nos dice que cuando en una familia entra la enfermedad “te quedas hundido completamente”. “Te hablan del taller y es casi lo que menos quieres hacer pero una vez que te apuntas te ves obligada a ir y la primera vez cuesta mucho pero la segunda y la tercera ya empieza a gustar y estás deseando que llegue el martes o el jueves”. Criptana explica que al final es un espacio donde junto con las manualidades hay tiempo para hablar “y hablar con otras personas que hayan pasado lo mismo o parecido ayuda mucho, te beneficia”.
“Hablar con otras personas que hayan pasado lo mismo o parecido ayuda mucho, te beneficia”
La otra cara sonriente es la de Martina Molero Díaz-Parreño. Ella nos explica cómo llega al taller casi obligada y apuntada por su hija. “Yo estaba que no quería salir ni ver a nadie, hecha una pena”. Es cierto que a Martina le costó arrancar y ahora le está agradecida a su hija y a la asociación. “Me ha ayudado a salir a la calle, a volver a tener alegría, ganas de arreglarme y de estar con gente”.
“Me ha ayudado a salir a la calle, a volver a tener alegría, ganas de arreglarme y de estar con gente”
La tercera cara que sonríe más que ninguna, es la de Ana Escribano. Ella habla de la mochila que cada una de sus compañeras lleva y de la suya propia. Mochilas con mucho en común y con mucho de historias propias y personales. “A mí me diagnosticaron la enfermedad, nos cuenta, y cuando esto pasa en una familia es un terremoto”. Ella necesitaba estar distraída y en la AECC de Criptana encontró no solo actividades sino también un espacio para la charla y la escucha en el taller de manualidades. En estas situaciones “necesitamos estar con personas que saben de lo que va la historia porque hay veces que no quieres contar a tu propia familia, no lo entienden o no quieres preocuparles”. Por el contrario, Ana encuentra en sus compañeras del taller “mujeres que sí saben de lo que va la historia”. “Así, añade, mientras haces las manualidades estás hablando y contando tu día, tus experiencias, vivencias… y ves que cada una de tus compañeras tiene su propia mochila y yo soy una más con mi historia y eso ayuda y mucho”.
Ana encuentra en sus compañeras del taller “mujeres que sí saben de lo que va la historia”
Al frente del taller está Mari Paz quien nos dice que también tuvo sus dudas para poner en marcha el taller, pues ella no es una profesional, es una aficionada que como voluntaria dirige las actividades y enseña a hacer las manualidades. Nos explica que en el taller todo se recicla y se transforma: vasos, platos, botellas de sifones, bandejas, piezas de vajillas Duralex, tarros… cuando no salen al campo a por piñas y ramas caídas. Todo vale y además cuentan con varios colaboradores como Juan, el carpintero molinero, que les proporciona trozos de madera que van quedando inservibles en su nave.
Aún estamos a tiempo de ver los trabajos del taller de la AECC y comprobar que es mucho más que un taller de manualidades.
Exposición-venta hasta este viernes, 16 de diciembre.
Mañanas de 11 a 14h y tardes de 16 a 20h.