“La razón de ser de la asociación ha cambiado, seguimos siendo necesarias pero de otra manera”
Laura Figueiredo (8-3-2023).- Trabajan juntas desde hace casi 35 años y están juntas también en la Asociación Cultural Viudas Criptana desde 2011. Una, de presidenta y la otra, de tesorera. Tienen claro que la asociación sigue teniendo su razón de ser entre las mujeres viudas aunque ahora ya es una opción entre un amplio número de actividades y colectivos. Hasta hace no tanto, era la única elección posible prácticamente entre ellas a la hora de asociarse o decidir incluso salir de casa. Las cosas han cambiado mucho.
Son Diosi Manzaneque Lizcano, presidenta de la Asociación Viudas Criptana y Chon Sepúlveda Sánchez-Rojo, tesorera. Llevan viudas desde hace 15 y 16 años respectivamente. Nos cuentan cómo la pandemia ha impulsado la demanda de actividades en la asociación y sobre todo hablamos de cómo la imagen de la viuda en la sociedad ha cambiado. Ahora, y desde no hace tanto, lejos de las imposiciones sociales que regían el tiempo de luto riguroso, dónde ir y dónde no ir, qué hacer y qué no hacer. Diosi y Chon ven muy bien unos cambios que dejan de poner normas a una situación que cada persona debe decidir cómo vivirla. Todo menos enterrarte en vida como ocurría.
Les une la viudedad y les une desde hace más de tres décadas el caballete, la fregona y el cubo. De siempre dedicadas a la limpieza de casas donde no queda un armario sin retirar y una lámpara sin limpiar. Muchas veces toca cambiar el trapo por la brocha de pintar y allá donde toque, Diosi y Chon van incluidos más de uno y de dos coceros.
Diosi y Chon nos hablan de sus vidas. Vidas peleonas, de mujeres que han salido adelante y siguen saliendo con energía y decisión. Sin estudios pero con inteligencia natural y con la que da la vida y sus circunstancias.
-¿Cómo está la asociación de viudas?
Diosi y Chon.- Pues muy bien.
D.- Este año contamos con cinco nuevas socias y no de las mayores. Somos 80 y se van apuntando nuevas. Yo creo que ahora está más viva que nunca.
_¿Qué le lleva a una persona a apuntarse a la asociación de viudas además de ser viuda?
D.- Pues a ver, mismamente que hagas una comida y tienes ese rato para salir de tu casa. Hace unas semanas hicimos una comida y ya me dijeron –Diosi, de estas cosas más-. Y como digo yo -no os preocupéis que si hay que hacer una al mes se hace-.
Ch.- Ahora, una vez pasada la pandemia, parece que esto pide que trabajemos más, que hagamos más cosas.
-¿Se quiere tal vez disfrutar más del momento y no dejarlo para después?
Ch.- Sí, ese cambio de mentalidad se nota. Mira, siempre se han dado comidas y llegar a las 48 personas que éramos el otro día no era fácil, costaba y ahora no. Tras la pandemia hay más demanda de actividades y se apunta más la gente que antes. Para nosotras, la pandemia ha abierto una ventana por esas ganas de tratar de reunirse y pasar un rato juntas y acompañadas.
“Para nosotras, la pandemia ha abierto una ventana por esas ganas de tratar de reunirse y pasar un rato juntas y acompañadas”
-La Asociación Cultural Viudas Criptana se crea en el 96, y vosotras ¿cuándo os apuntasteis?
D.- Pues me apunté en el 2011 y al poco ya era la presidenta y ésta igual (señala a Chon). La presidenta de entonces, Pilar, ya quería renovar gente y según entramos nosotras en la asociación ¡pues hala! presidenta y tesorera y aquí seguimos.
Ch.- Nos vieron con energías y ganas.
-¿Y seguís con energías y ganas?
Ch y D.- Sí, sí, sí ¿no nos ves?
-Una viuda de ahora ya no es una viuda de antes.
Ch.- Vamos a ver, una viuda ahora tiene sus amigos, sus actividades cuando no su trabajo. La viuda de antes no salía de casa y veía un camino aquí, en la asociación, para salir y relacionarse y hacer actividades. Quien se apunta ahora ya tiene una edad. Poca gente se habrá apuntado con 49 años como hice yo.
D.-Hay una viuda de antes y una viuda de ahora. Ahora, no hace falta venir a una asociación para salir de casa, relacionarse y pasar un rato entre amigos.
“Hay una viuda de antes y una viuda de ahora. Ahora, no hace falta venir a una asociación para salir de casa, relacionarse y pasar un rato entre amigos”
-La sociedad mira a la viuda de otra manera ¿Cómo la miraba antes?
D.- ¡Uh! pues no han cambiado las cosas. Que si -dónde va ya ésa si hará cinco meses que se ha muerto el marido- o –mírala, como si nada hubiera pasado-.
Ch- -¿Y esa no va de negro?- Y ahora nos choca cuando una mujer va de negro o guarda ese luto riguroso de antes que se tenía como mínimo un año.
–Entonces el tiempo ha cambiado la razón de ser de la asociación de cuando se crea en 1996.
D.-Y mucho. Seguimos teniendo nuestras actividades y servicios pero es verdad que ya somos en general mujeres de una cierta edad.
Ch.- Sigue siendo un lugar de encuentro pero… Ahora, como te decía, ya no es necesaria la asociación para sacar a la viuda de casa sin que nadie criticara o te dijera algo y te sintieras mal. Y si se apuntaba se apuntaba ya pasados dos años.
D.- O tres.
Ch.- Yo misma, llevo viuda 16 años y yo vestí de negro un año y no salí de mi casa a un bar. Eso sí, a seguir trabajando ya estaba yo al otro día. Pero yo hasta el año que me quité el negro… nada de nada y porque mis hijos me decían –mama que pareces una cucaracha quítate eso; -mama que así no hacemos nada-.
-¿Y tú, Diosi?
D.- Pues mira, yo hará dos meses que estuve dando el pésame a una viuda de 68-70 años y dándole el pésame le dijo a otra –mira, con esta asociación nos vamos a ir- Eso quiere decir que ya no se mira eso de esperar un año o más y quiere decir que seguimos siendo necesarias pero con otra mentalidad. Te digo entonces, que una asociación de viudas sigue teniendo su razón de ser para determinadas personas y todas son bienvenidas.
“La asociación sigue siendo necesaria pero con otra mentalidad”
-Lo que no cambia es el dolor que todas compartís y habéis tenido que aprender a superar.
D.- El dolor sigue siendo el mismo. Necesitas un duelo pero no impuesto con los tiempos de luto y encierro en casa.
“Necesitas un duelo pero no impuesto con los tiempos de luto y encierro en casa”
Ch.- Lo que pasa es que si además del dolor, el problema económico, la soledad…le añades el quedarte en casa como si estuvieras muerta, el dolor es mayor. Ya con estas edades por lo general los hijos tienen su vida y tú estás sola en tu casa.
-¿Cómo veis estos cambios?
D.- Muy bien y necesarios. Veo muy bien que se tengan actividades que ayudan a salir y hablar y tratar con otras mujeres que han pasado por lo mismo que tú. Eso es un buen cambio y como te he dicho, sin imposiciones y tanta norma. Cada una lleva su dolor y su pena pero no puedes dejarte morir en un rincón en tu casa. Y eso es lo que pasaba antes y no hace tanto aquí en el pueblo.
Ch.- Y eso no quiere decir que no te duela. En una relación buena y normal el dolor está, pero si a eso le añadimos quedarte en casa encerrada, ir de negro, con la cara triste a todas partes y con los problemas económicos... Veo bien estos cambios y que cada mujer lo viva como lo sienta y piense.
-Dejamos la asociación y sus cambios y pasamos a vosotras ¿Cuál es vuestra historia?
Ch-. Muy peleona. Novia jovencita, con 18 años primer hijo y con 21 ya la tercera. Con el primero, con 6 meses, emigramos a Linares a la aceituna y al final nos quedamos allí a vivir. Tuve a mis otras dos niñas y estuvimos cinco años viviendo muy, muy humildemente. Ya volvemos a Criptana, en paro y a la remolacha, a vendimiar y ya se pudo ir mi marido a Madrid con los albañiles hasta el día que se murió con 49 años él y yo viuda con 45 tras 27 años casada.
-¿Qué pasa en ese momento?
Ch.- Me quedo viuda con los tres hijos ya independizados y prácticamente con sus vidas. Solita, solita el día y la noche y con una pensión de 475 euros. Yo siempre había estado trabajando y llevaba con Diosi ya 18 años juntas en la limpieza en las casas. Y cuando me quedo viuda pues sigo mi marcha y con más motivos.
.-Pero has ido sacando la vida a delante.
Ch.- Sí, mis hijos, mis bodas, mis nietos… todo. Que vivía en una casa con muchas escaleras y con mi madre y eso no podía ser porque después iba yo. Y ya vendí y me compré otro piso con ascensor y sin escaleras.
-Igual que las niñas o niños de 18 años de ahora.
D.- Nada que ver. Habrán estudiado mucho pero de las casas y de la vida no les hables. Porque es que lo tienen todo: un vestido, catorce; un reloj, y dos y tres…
Ch.- Y hasta las dos y tres y cuatro de la mañana por ahí.
D.- Y luego no le digas a ninguno que eche una mano en casa. Al contrario –qué lástima de mi chica; qué ojeras tienes hermosa, no te levantes-.
Ch.- Es que nada de la vida de antes tiene que ver con lo de ahora. Pero ni viudas, ni jóvenes, ni chicos ni grandes. Ha cambiado la vida de las viudas y la vida entera.
“Ha cambiado la vida de las viudas y la vida entera”
-Diosi y tú ¿qué nos cuentas?
D.- ¿Yo? La mujer más feliz del mundo. He tenido una vida muy buena, trabajando todos los días, pero a mí no me pesa eso porque me gusta y cuando haces lo que te gusta pues te sientes… feliz. Yo me casé y seguí viviendo con mis padres y me quedé con la casa de mis padres y yo como estoy en lo que me gusta pues soy feliz. De moza y antes, con 12 años, me iba los quince días fuera, a las fincas, siempre trabajando en el campo porque ganaba más que sirviendo. Y del campo a la limpieza desde hace ya muchos años y más feliz que una perdiz.
Me quedo viuda con 59 años, con dos hijas que ya estaban fuera y a seguir trabajando. Me cambió pues eso… la soledad porque el mismo año muere también mi madre y era una casa siempre llena de gente y de mucho trajín y pasé a quedarme sola, sola, solica. Y en mí no manda nadie porque son ya muchos años decidiendo y solucionando yo sola.
-¿Qué es lo peor de quedarse viuda?
D.- Eso… la soledad. Tengo claro desde el principio que no quiero amargar ni ser carga para nadie. Sigo echando manos y encantada.
-Ch.- Llega un sábado y un domingo y nadie pasa por tu puerta y te quedas ahí arrinconadita. Los chicos si tienen que ir van, ya nace la primera nieta y te la traen y -mama hazme comida y… - . Yo también lo tuve claro desde el principio, cada uno tiene su vida y les dije –esto es para mama na más-. Y cuento con toda la ayuda de mis hijos pero la vida es así y ya está.
-¿Por qué no hay asociación de viudos?
Ch.- Porque son muy cobardes, ya te he respondido.
-¿Hay que tener valentía para dirigir una asociación?
D y Ch.- Sí y un hombre no es como una mujer nunca.
Ch.- No es que tengamos que ser aquí héroes de nada pero para dirigir una asociación hay que ponerse.
D.- Es responsabilidad y echar horas. Y es voluntario y pocos hombres están dispuestos.
-Juntas en la asociación y juntas en el trabajo muchos años.
D.- Son ya cerca de 35. Limpieza como las que Dios manda; no se queda ni un mueble sin retirar ni una lámpara sin limpiar.
Ch.- Coceros en medio del campo, pintura, hacer sábados… lo que sea. Y para eso están Diosi y y Chon.